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ZelectricBug, haz de tu viejo Escarabajo un moderno coche eléctrico

Una empresa californiana convierte el mítico Beetle original en un coche mucho más eficiente, rápido y longevo. Admite 150 km entre recargas

Madrid Actualizado: Guardar
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El nuevo Zelectric-Bug, ideado por Zelectric Motors, es la conversión del Volkswagen Escarabajo o Beetle original en un vehículo 100% eléctrico.

Sobre aquel, que no pasaba de 100 km/h, mejora claramente en prestaciones -acelera más y alcanza una velocidad punta algo superior-. Y es que el genuino motor bóxer de gasolina, refrigerado por aire, se «convierte» aquí en un propulsor eléctrico de 63 kW y 163 Nm.

Su autor, David Benardo, sostiene el potencial comercial de la creación, más allá de mercados como el norteamericano, el aleman o el australiano, donde el Beetle o Escarabajo, sea de la época que sea, causa sensación. «La primera vez que lo vi tuve claro que lo quería. Luego compré un Volswagen Karmann Ghia, dos Beetle más de 1972 y un furgón VW T2 Campervan. Al final llegaría a mi poder un Samba T1, el famoso Bus de las 21 ventanillas. Aprecio de todos ellos la facilidad para repararpor mi cuenta cualquier avería, pero me sacan de los nervios, por ejemplo, los laboriosos ajustes de válvulas».

No hay mantenimiento que valga

Un buen día se planteó por qué los coches, clásicos incluidos, tenían que oler a grasa y gasolina. Y pensó en alternativas. «Los motores eléctricos son ecológicos, fiables, no requieren mantenimiento y, en un Escarabajo, permiten prestaciones superiores a las de sus primitivas mecánicas. Para mi son la solución», indica.

Para instalar un propulsor así tomó buena nota de los ensayos efectuados por la Universidad de Stanford a partir de un VW Campervan. Un proyecto interesante en su momento pero económicamente inviable, ahora factible con el precio de esta tecnología, en particular el de las baterías de ión-litio, en franco descenso.

Desde la óptica técnica y estética, Benardo opta por versiones del Escarabajo de 1958 a 1966. Una vez localiza una unidad en condiciones o la ofrece su propietario, extrae el tanque de combustible y desmonta el motor pieza a pieza. Asea el conjunto e instala en el vano delantero, el maletero de los clásicos Beetle, un conjunto de baterías de ión-litio de 12 celdas. Otro, más grande con 25 celdas va situado detrás de los dos únicos asientos del coche (los de conductor y acompañante), lo que lo convierte en biplaza puro y duro.

Por su parte, el motor eléctrico va en el espacio de la caja de cambios. Y sistema de refrigeración por aceite, conversor de corriente continua a alterna (para recargar la batería que alimenta al resto de sistemas de a bordo) y el cableado para la recarga de las baterías de ión-litio viajan en la trasera compartiendo sitio con todo lo demás. La toma de corriente, para recargar, queda en ese mismo hueco, pero Benardo estudia esconderla detrás de uno de los pilotos, en la zaga, en un punto más discreto y accesible.

Al parecer, lo que más tiempo lleva es meter y ocultar todo el cableado, porque la idea es modificar lo justo para devolver el coche a su estado original si un día lo decidiese el propietario. Zelectric refuerza la suspensión, dota al coche de cuatro frenos de disco y de una barra de torsión trasera más gruesa. Un pequeño indicador digital en el cuadro muestra el nivel de carga de las baterías.

Hacerlo cuesta 40.000 euros

«No es la primera conversión de coche térmico a eléctrico de la historia, pero muchos terminan en un feo amasijo de cables», indica el autor. Por cierto, el coste de una transformación así viene a ser de 40.000 euros, coche al margen.

El objetivo de la compañía es trabajar con dos vehículos al mes. El mayor obstáculo, sin duda, es el precio, y quizá también las 16 horas de recarga a la red doméstica que exige para contar con 150 km de autonomía, aunque en Zelectric Motors son optimistas acerca del potencial de demanda.

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