La rueda de repuesto: la gran olvidada

Los neumáticos son un elemento fundamental en la seguridad activa del vehículo. Comprobar su estado, profundidad del dibujo y presión es una labor que se debe hacer de forma periódica, por lo menos una vez al mes, y antes de iniciar un viaje. Esto incluye no solo a las cuatro ruedas «que están a la vista», ya que la rueda de repuesto, en aquellos vehículos que todavía la llevan, es fundamental para salir de un apuro si tenemos un pinchazo.

Mormalmente la quinta rueda suele estar oculta bajo el maletero, aunque son numerosos los conductores que incluso desconocen su ubicación.

En realidad la rueda de repuesto no es estrictamente obligatoria, ya que se puede sustituir por un equipo que permita reparar un pinchazo fortuito

, los llamados «kit repara pinchazos», que cada vez son más populares en los vehículos nuevos.

Para aquellos vehículos que conservan la «quinta rueda», conviene recordar que, aunque sea con una llanta diferente (por ejemplo una de acero económica), o sea una rueda de repuesto de emergencia, algo más pequeña, en anchura y diámetro, es necesario revisar su estado y presión con la misma periodicidad que el resto de la ruedas del coche. Aunque esta rueda no se utilice, con el paso del tiempo lo más probable es que pierda presión, por lo que cabe la posibilidad de que, en caso de emergencia, se haya quedadco completamente sin aire y por lo tanto sea inservible.

Los neumáticos tienen una fecha de caducidad de cinco años desde su montaje en el coche. La rueda de repuesto también «caduca», aunque debido a que va resguardada bajo el maletero no está expuesta a cambios de temperatura tan extremos ni a la radiación solar directa, que hacen que el compuesto de goma se deteriore más rápido. Pero en todo caso, convendría cambiarla cada ocho o diez años.

Tampoco es recomendable utilizar como neumático de respuesto uno usado, ya que si su desgaste es grande, sus prestaciones son peores en cuanto a adherencia, capacidad de evacuación de agua y distancia de frenado.