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Land Rover lleva la conducción autónoma al campo

La próxima generación de sensores serán los ojos de los vehículos 4x4 autónomos. Los ultrasónicos detectarán la superficie cinco metros por delante del vehículo, e identificarán hierba, gravilla, arena y nieve antes de pasar por encima

Madrid Actualizado: Guardar
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Land Rover trabaja de forma experimental con tecnologías que podrían permitir a los futuros vehículos autónomos circular sobre cualquier terreno.

Se trata del proyecto investigador AUTONOMOUS ALL-TERRAIN DRIVING, que persigue fabricar un vehículo sin conductor viable para sortear cualquier meteorología y entorno de conducción de la forma más segura posible.

El avanzado sistema podría estar disponible tanto para el conductor como para el vehículo autónomo, y además el primero tendrá la posibilidad de dejar que el vehículo tome el control si no estuviera seguro de la mejor forma de enfrentar un obstáculo.

Para ello están desarrollando sensores de última generación que serán los ojos del futuro vehículo autónomo. Puesto que están siempre activos y disponen de mejor visibilidad que el conductor, el sistema será capaz de proporcionar elevados niveles de inteligencia artificial para que el coche piense por sí mismo y planifique la ruta.

La investigación en Identificación de Superficie y Sensores de Trayecto en 3D (Surface Identification And 3D Path Sesnsing) combina cámara, ultrasonido, radar y sensores LIDAR (ofrecen una visión de 360 grados), con sensores tan avanzados que determinan las características de la superficie, la anchura de los neumáticos, incluso si llueve o nieva, para planificar la ruta. El debe poder detectar y predecir el trayecto en 3D, lo que supone examinar y analizar la superficie sobre la que circular y los peligros por encima o a lados del vehículo (barreras de aparcamiento, raíces de árboles, rocas o ramas salientes, componentes y topografía del terreno...)

Comprueba la ruta por delante

Los sensores ultrasónicos identifican las condiciones de la superficie al examinar hasta 5 metros por delante del vehículo, por lo que las configuraciones de Terrain Response podrán modificarse automáticamente antes de pasar de asfalto a nieve, o de hierba a arena, por ejemplo. Esto optimiza el rendimiento todoterreno sin pérdida de impulso o control.

A su vez, el sistema OVERHEAD CLEARANCE ASSIST (Control de distancia de alturas) utiliza una tecnología estereoscópica que analiza el trayecto para detectar obstáculos elevados: el conductor programa el sistema con la altura del vehículo, que puede incluir equipaje o bicicletas en la baca, y el coche avisa si no hay espacio suficiente con un mensaje en la pantalla táctil de infoentretenimiento.

Los sensores también pueden examinar los elementos escarpados de la carretera o del camino y adaptar la velocidad. El llamado TERRAIN-BASED SPEED ADAPTION o TBSA (Control de la velocidad según superficies) se vale de cámaras para detectar baches, incluidas superficies desiguales y ondulantes o carreteras escabrosas, irregularidades e, incluso, agua estancada. Todo ello aporta la inteligencia suficiente para predecir el impacto potencial en la conducción y adaptar de forma automática la velocidad para preservar el confort.

Otro elemento clave en la conducción todoterreno autónoma es la capacidad de los vehículos de comunicarse entre ellos, sobre todo fuera del campo de visión por curvas u obstáculos.

Transferencia inalámbrica

Land Rover ha conectado dos Range Rover Sport mediante la tecnología DSRC (Dedicated Short Range Communications), comunicaciones de corto alcance para crear un convoy conectado todoterreno. Un sistema inalámbrico V2V que comparte de forma instantánea información como la ubicación del vehículo, deslizamientos, cambios en la altura de la suspensión y en la articulación de los ejes, configuraciones de All-Terrain Progress Control (ATPC) y Terrain Response...

Puede conectar un convoy de vehículos en cualquier todoterreno, y si un vehículo se para el resto de integrantes recibirá un aviso. Otro tanto si queda atrapado al hundirse en un agujero o derrapa sobre una roca resbaladiza. En el futuro, los convoys de vehículos autónomos podrían utilizar esta información para ajustar automáticamente su configuración o cambiar de ruta.

Y servirá para disfrutar al máximo de un safari fotográfico: el primer vehículo podrá comunicar al siguiente los lugares donde reducir la velocidad o detenerse para tomar las mejores fotografías.

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