Una de las sirenas que lucen en el monumento a Alfonso XII en el parque del Retiro.
Una de las sirenas que lucen en el monumento a Alfonso XII en el parque del Retiro. - panoramio
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La mítica historia de las sirenas «catalanas» que flanquean a Alfonso XII en el Retiro

Los escultores de las cuatro figuras, esculpidas en bronce y acompañadas por ocho imponentes leones, comparten gentilicio

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El magnánime monumento que, a principios del siglo XX, la regente María Cristina, en connivencia con las gentes de Madrid, levantó como homenaje a Alfonso XII quiso que en sus infinitos detalles se encontrara no sólo la grandeza que evocaba el monarca más castizo y amado, sino también la de su cuna.

Quizá porque lo terrenal fuera insuficente, y el granito, mármol y bronce no bastaran para el caso, la viuda se afanó en dotar a la construcción de un matiz mitológico, casi místico, símbolo del alcance de Alfonso XII. Así, en referencia a la tierra y el agua, analogías del alcance y poder de su reino, se incluyeron en la obra dos figuras capitales para su comprensión: una sirena, repetida en cuatro ocasiones; y un león, con ocho réplicas.

La ubicación de ambas representaciones no fue casual en el conjunto, a la orilla del Estanque Grande del Retiro. Las sirenas, en la parte más baja de las escaleras del monumento, parece que emergen del agua, otrora considerado como un límite infinito. Sobre ellas, los leones, vigilantes, cuyas garras y fauces evocan el vigor, fortaleza y firmeza del rey.

Sirenas del mediterráneo...

Si no es el estanque del Retiro lugar idóneo para encontrar grandes criaturas, menos lo es para hallar una sirena. Sirva la fantasía, para que éstas estuvieran presentes en la construcción se recurrió al mediterráneo, donde se dio con varios escultores, punteros, que compartían gentilicio: eran catalanes. Hasta cuatro se encargaron de tal empresa, que tuvo un coste por estatua de 15.000 pesetas; todas labradas en bronce.

Antonio Alsina se encargó de la sirena que, sobre una tortuga, toca las cuerdas de una lira; Rafael Atché i Ferre hizo lo propio con la que hace que escucha una carcacola encima de un pez; Antonio Perera esculpió la que se encuentra a lomos de una langosta; y Antonio Coll la creación que está a lomos de un tritón. Su estilo, así como sus acompañantes -animales marinos-, son su denominador común.

... y también leones

Tampoco los laberintos y alargadas sombras del Retiro son hábitat de leones. Y aunque Cataluña, acaso, menos aún, también se «exportaron» de sus artistas. Las ocho estatuas, que cada una de ellas muestra un escudo de tantos conformaban el estandarte real, fueron obra de Agapito Vallmitjana, Pedro Estány, Antonio Bofill, Eusebio Arnau y José Campany.

Los felinos, en origen, fueron esculpidos en piedra por problemas de presupuesto, con un coste de 12.000 pesetas por figura; pero en el año 2000 fueron sustituidos por copias exactas en bronce.

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