Sociedad

El virtuosismo del Murillo tardío brilla en el Prado

MADRID. Actualizado: Guardar
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Gracias a su profunda amistad con Justino de Neve (1625-1685), Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) realizó algunas de sus pinturas más brillantes y ambiciosas. Están en la muestra 'Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad', que el Prado exhibe hasta finales de septiembre y que marca otro hito en la excepcional temporada del museo. Reúne 17 obras magistrales y tardías del genio sevillano del barroco, muchas fruto de los encargos de su gran amigo, valedor y mecenas, canónigo de la catedral sevillana y heredero de una adinerada familia de mercaderes flamencos. Es lo mejor de el último y más brillante Murillo y ofrece sorpresas, como su autorretrato, un San Pedro penitente de una colección privada británica que regresa a España por primera vez desde el siglo XIX, el San José de una delicada y única miniatura de seis centímetros o tres óleos sobre placas de obsidiana, toda un rareza en la historia del arte.

Gabriel Finaldi, subdirector de la pinacoteca, es el impulsor y comisario de una muestra innovadora, posible gracias a la alianza del Prado con la Fundación Focus-Abengoa y la Dulwich Picture Gallery de Londres, donde viajará tras recalar en el sevillano Hospital de los Venerables.