Rojas saluda con la txapela de vencedor de la primera jornada. :: EFE
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José Joaquín Rojas conecta a Movistar a la Vuelta al País Vasco

GÜEÑES. Actualizado: Guardar
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José Joaquín Rojas no tenía previsto correr la Vuelta al País Vasco. Ni él, ni su equipo, Movistar, pensaban que pudiese hacerlo. Han llegado a la prueba con un formación diezmada por las caídas, las lesiones y el cansancio, lo que les deja huérfanos de cara a la general. Rojas tenía que recuperarse de la espectacular caída que sufrió en la Gante Wevelgem, hace diez días, en la que quedó magullado por todo su cuerpo.

Le quedaron muy pocos centímetros de piel sin rozaduras. En el estreno de la carrera, en Güeñes, se convertía en el primer líder de la carrera, en una llegada masiva en la que estaban todos los aspirantes al triunfo final en Oñati. Los siete puertos que había incrustados en los 154 kilómetros de la etapa no sirvieron para que la carrera se rompiese.

Un grupo que rueda tan rápido, con tanto ritmo, es muy difícil que se descomponga en ascensiones cortas, con rampas que pueden resultar exigentes, pero que no terminan por ahogar a nadie. Si cien corredores llegan en el mismo tiempo el reflejo de lo que ha sido la jornada queda explicado. Solo una caída a once kilómetros de meta, en la parte delantera del pelotón, subiendo San Cosme, descompuso el grupo. Entre los que se cayeron se encontraba Marzio Bruseghin.

Rojas es uno de esos ciclistas a los que les cuesta ganar en las llegadas. Arriesgó en la meta de Wevelgem, al meterse por dentro, y terminar en el suelo. Este lunes hizo lo mismo y ganó. Rojas es capaz de 'pegarse' con todo tipo de ciclistas en esos momentos de la verdad. Ha conectado a Movistar a una Vuelta al País Vasco de la que parecía desenchufado. No ganará la general, pero ya ha cumplido ganando la primera etapa. Otro que tampoco repetirá en el podio es Andreas Klöden, que se encuentra enfermo desde la París-Niza. Lo pasó muy mal y se despide de la carrera.