Litografía que muestra una bomba tirada por los bomberos, como ocurría desde los antiguos parques de la Cárcel de Belén, San Juan de Letrán o la plaza del Arenal. :: ARCHIVO DE CIRERA
Jerez

150 años apagando fuegos

El próximo 31 de marzo se cumplirá un siglo y medio de la firma de los primeros 36 efectivos; Los bomberos inician su aniversario al aguardo de la concesión de la Medalla de la Ciudad

JEREZ. Actualizado: Guardar
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El paso desde el voluntario ejercicio vecinal de echar cubos de agua ante un fuego sobrevenido hasta la profesionalización del cuerpo de Bomberos en la ciudad tiene en la fecha del 31 de marzo de 1862 el punto de partida de la reglamentación y asentamiento en el primero de los siete parques conocidos. Eran dependencias de la antigua Cárcel de Belén, que aún funcionaba como prisión en los terrenos de la Ciudad del Flamenco.

Todo comenzó bastante antes al comprobarse la ineficacia del voluntarismo ciudadano en incendios de envergadura. Así impulsó el concejal José Antonio de Agreda la creación de la brigada en 1846. Se dio de bruces con la negativa del gobernador civil pero la facilidad con la que se inflamaban los alambiques de las bodegas en sus labores de destilado otorgaron singularidad a la ciudad, que pronto se convertiría en una de las primeras de España.

La caída de la reina Isabel II y la desamortización correspondiente llevó al cuerpo, algo más consolidado seis años después, a la actual capilla de San Juan de Letrán. Eran 36 los efectivos del cuerpo, nueve para cada una de las cuatro bombas tiradas por los propios bomberos, y en principio no eran más que trabajadores municipales en otras labores que hacían turnos en el parque cobrados aparte. Manuel Simó de la Riva fue el primer inspector.

Las campanas de las iglesias se convirtieron en primera tecnología de comunicación de los fuegos. Uno solo toque indicaba que el siniestro surgió en el barrio de El Salvador, dos llamaban a acudir a San Mateo, tres a San Lucas, cuatro a San Juan, cinco a San Marcos, seis a San Dionisio, siete a San Miguel, ocho a Santiago, nueve a San Pedro y diez a Las Angustias.

El actual edificio de los sindicatos, en la plaza del Arenal, fue la siguiente sede desde los inicios del siglo XX. Y allí se mantuvo el cuerpo hasta la llegada de los primeros vehículos, unos Renault adquiridos en los años 20 que obligaron a ocupar dependencias de la calle Ponce. Jerez saltaba directamente de las bombas tiradas por bomberos a la presencia de vehículos de motor, privándose del tiro por caballos o máquinas de vapor.

La existencia de tres coches llevaron a la brigada a la Ronda de Muleros. Era 1956 y coincidía con una nueva reorganización del cuerpo. «Cada una llegaba siempre de la mano de un siniestro», recuerda Honorio Trillo, miembro de una de las grandes sagas de bomberos que ha generado la ciudad junto a los Molina, Benítez, Suárez o Cirera. «Vinieron bomberos de Madrid a formarnos», apunta evocando la etapa en El Retiro.

«Cobrábamos poco pero teníamos vivienda», dice el autor de 'Historia del cuerpo de bomberos de Jerez'. Luego llegaría el nacimiento del Consorcio Provincial, la ampliación a 63 efectivos y la llegada del parque de Martín Ferrador en 1993. En 2009, un sello, un monumento junto al parque y el nombre de la glorieta Manuel Simó de la Riva los homenajearon. Ahora esperan la medalla de oro de la ciudad.