Los caballos volvieron a escoltar a los santos en la Romería. :: C. C.
SAN FERNANDO

El Cerro de San Servando y San Germán

Las previsiones de lluvia hacen mella en la afluencia de personas en una festividad que pretende recuperar su esplendor e importancia Los mártires regresan al monte de su calvario con la esperanza de que la tradición no se pierda

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De nuevo subieron la cuesta que les llevó a la muerte, aunque en esta ocasión a lo alto del Cerro les esperaba la devoción de sus fieles y una Virgen del Carmen como luz de guía a la entrada de la ermita en la que se recuerda su calvario. San Servando y San Germán salieron a la calle a celebrar su festividad, pero en esta edición los copatronos no encontraron el respaldo que esperaban, ya que las previsiones de lluvia aguaron la jornada y eso que el tiempo respetó.

No fue hasta que los santos llegaron al parque cuando comenzó a verse una mayor afluencia de isleños, alejado de lo que hubo el año pasado y sobre todo de lo que fue este día para la zona de la Almadraba, Gallineras y Buen Pastor. El Ayuntamiento se ha fijado el objetivo de recuperar la tradición de dar la bienvenida al otoño con frutos secos en el parque, algo que está consiguiendo con mucho esfuerzo.

Sin embargo queda mucho camino por recorrer y la iniciativa precisa de mayor respaldo no solo institucional sino que también de colectivos para que siga siendo una fiesta señera de la ciudad. Lo importante es que la intención no se pierda y se siga apostando por esta festividad.

A las diez y media de la mañana los copatronos saludaban al barrio de Buen Pastor tras salir de su parroquia. Este año la gran novedad era que procesionaban en parihuela y bajo el acompañamiento de la sección juvenil de la Agrupación musical Virgen de las Lágrimas, lo que permitió que el camino fuera más sentido. Como escoltas nuevamente los miembros de la asociación hípica de La Isla, que se convirtieron en los grandes protagonistas de la jornada una vez que finalizó el rezo del Ángelus en la ermita del Cerro.

Además, se colocaron barras y aseos para facilitar la estancia de las personas que no quisieron faltar a la cita anual con los santos. Por otro lado, tampoco faltaron los vendedores de castañas y nueces, los frutos secos típicos de esta jornada que perdió su condición de fiesta local en la ciudad para fomentar otro gran acontecimiento, como es el 24 de septiembre y el comienzo de Las Cortes Constitucionales de 1810.

Varias asociaciones y colectivos se reservaron una pequeña parcela para pasar el día, aunque lo cierto es que se echó de menos una mayor implicación para lograr la afluencia de personas de antaño. Una meta complicada de lograr pero no imposible. Al menos el interés municipal sigue intacto para la promoción de iniciativas en torno a la Romería del Cerro.