Lalo Grosso Burnham, en su primer libro
EL PERFIL

Mari Lalo Grosso, el arte de cocinar

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Sus conocimientos y su buen gusto en el mundo de la hostelería, allende de las fronteras nacionales, le hacen ser una de las pioneras en los catering de la provincia llegando a escribir con su experiencia tres libros sobre gastronomía -hoy agotados- y a tener como comensal en su propia casa al Rey Don Juan Carlos de Borbón degustando sus platos.

Rosario Grosso Burnham, Mari Lalo como la llaman cariñosamente, nació el 7 de Noviembre de 1932, en Cádiz, en la casa familiar de la calle Feduchy. Fue la segunda hija de Antonio Grosso Portillo y Susana Burnham. Su infancia y adolescencia las pasó en diferentes internados, desde el colegio de Las Irlandesas de Castilleja de la Cuesta en Sevilla, al colegio madrileño de la Asunción y finalizando en el también colegio de La Asunción, en Hereford, Inglaterra. Durante su estancia en éste último se desplazó con sus compañeras del internado al Año Santo a Roma, donde conoció a una de las personalidades que más le ha marcado, el papa Pío XII. Gran enamorada de Cádiz, recuerda su niñez con gran nostalgia en el tenis donde acudía a jugar con otras familias gaditanas como los Pemán, González-Tánago y ya en su adolescencia en el Club Náutico, donde su padre llegó a ocupar el cargo de presidente de la entidad durante más de veinte y cinco años.

Una vez que acabó su etapa colegial en Inglaterra, se trasladó a Cádiz con su padre, gerente de la Naviera Pinillos. Metido en negocios de navieras comenzó a acompañarlo en sus viajes lo que le permitió conocer diferentes países y tener una mentalidad muy avanzada y distinta a la gente de su alrededor. Colaboró y ayudó al personal de su casa. Aprendió a coser, a lavar, a almidonar y dio sus primeros pasos en la cocina con la ayuda de la cocinera de la casa. Esto fue el principio de su dominio en la cocina, y más tarde sería la embajadora de la gastronomía gaditana y española en el extranjero.

Una tarde gaditana de Viernes Santo conoció al gaditano Guillermo Macpherson Vidal a la salida del paso de la Buena Muerte. A ello le siguió un baile en el casino al día siguiente y el inicio de una relación que acabó en boda el día 30 de septiembre de 1954. Tras permanecer tres meses en Cádiz, Rosario Grosso se desplazó con su marido a Argelia, a una finca en la que trabajaba su marido. A los cuatro meses de la llegada, dio comienzo la revolución por lo que el matrimonio decidió volver a Cádiz ante la situación insostenible del país. Tuvo seis hijos (Susana, Miriam, María José, Cristina, Guillermo y Jaime), asistida siempre por el doctor Fernando Muñoz, del que conserva un grato y apreciado recuerdo.

Su actividad empresarial empezó hacia 1971 impartiendo clases de cocina que había aprendido con la cocinera de su casa y en la de sus suegros, iniciándose primero en el mundo de la repostería. Rosario Grosso se convirtió en una de las pioneras del catering empezando a servir bautizos, comuniones, bodas y puestas de largos. A veces, hasta comidas y cenas en el mismo día siempre con la ayuda de su inseparable Dorita. Llegó a servir comidas para 1.200 personas en Copenhague con 27 platos de cocina española.

Conforme fue creciendo la demanda fue comprando utensilios, sillas, mesas y menaje a la par que fue creciendo también su fama sin realizar ninguna campaña publicitaria. Con su gran amiga Imelda Moreno, presidenta de la cofradía de la Buena Mesa, surgió la idea de escribir un libro y, con su ayuda, la de la academia de Gastronomía y la de la cofradía de la Buena Mesa, escribió su primer libro cuyo título lo eligió el escritor José María Pemán: 'El vino de Jerez, en la cocina universal'. Seguidamente Manuel Domecq Zurita le encargó la dirección culinaria de la bodega Domecq, con lo que ya se metió de lleno en el Consejo Regulador bajo la presidencia de Antonio Barbadillo. Retomó los viajes con sus catering en Rusia, Portugal, Suecia, Dinamarca, mostrando y deleitando con lo mejor de sus platos. En Francia e Italia promocionó el vino de Jerez con la gastronomía española. Entre sus muchas anécdotas, destaca su estancia en Berlín durante la caída del muro, donde se encontraba trabajando para la firma vinatera Osborne. Su dominio de la gastronomía y de las buenas maneras, hizo que durante muchos años dirigiera de forma benéfica el restaurante Alameda del rastrillo de Nuevo Futuro, que colaboró con Gonzalo Córdoba, Pablo Grosso y Antonio Barrios, entre otros.

Escribió un segundo libro que se titula 'Cocina para navegantes' y un tercero titulado 'Haciendo cocina; diccionario práctico de elementos y recetas'.

Aparte de la gastronomía también llama la atención la presentación de sus platos y el montaje de sus mesas, cuidando la colocación y decoración hasta el último detalle, lo que la convierte en la anfitriona perfecta de una gran celebración. Actualmente se encuentra retirada de toda actividad empresarial, rodeada de su familia y transmitiendo a todos sus descendientes su sabiduría en el arte de cocinar y recibir.