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Mantilla: «Tuve suerte con el cáncer y ahora quiero ayudar a la gente»

El ex tenista lidera una fundación para concienciar sobre los problemas del sol sin protección

MADRID. Actualizado: Guardar
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En el año 2005 Félix Mantilla era uno de los tensitas destacados de la 'Armada' española. 'El cuarto mosquetero' le llamaban tras alcanzar los cuartos de final en Roland Garros y levantar diez trofeos en las pistas de arcilla. La gente reconocía a Mantilla como el tipo que se había teñido de rubio y que ganó a Federer en Roma cuando el suizo era el número 1 indiscutible. Todos agasajos y reconocimientos, pero unos elogios que pasarían a un segundo plano cuando en un examen rutinario del circuito le detectaron un melanoma. «Te cambian sobre todo los valores, las cosas que antes pensaban que pudieran ser graves, las cosas por las que antes te preocupabas o molestabas. La escala de valores se modifica de repente sin tú buscarlo. '¿Cómo me voy a preocupar de estas cosas?' te dices, y es lo que más te impacta», dice Mantilla seis años después.

«En mi caso tuve mucha suerte porque el diagnóstico fue precoz, en la fase inicial y gracias a Dios estoy aquí», señala el extensita. El doctor Josep Malvehy le avisó de que seis meses después aquel cáncer habría sido mortal. Mantilla evitó la radioterapia y la quimioterapia con una intervención quirúrgica y ahora sigue exámenes cada tres meses para comprobar que no se ha reproducido.

«El melanoma es el más agresivo y el más dañino para el ser humano y creo que cuando te sucede y tienes un cáncer te sensibilizas con esta enfermedad. En mi caso tuve la suerte de ser un jugador profesional de tenis, una persona conocida y poder dar a conocer algo que se desconoce e ignora, que el sol puede ser tan grave para las personas» explica el español que ha creado una fundación que cuenta con el dermatólogo que le salvó la vida. Ahora, Mantilla se dedica a realizar «campañas para concienciar a la gente y educar a padres y sobre todo a los niños para que se protejan cada vez que practiquen deporte al aire libre».

No obstante, Félix Mantilla huye de la predicación absoluta. «Cuando es verano y te vas a la playa todos estamos tirados al sol sin protegernos y en las horas en las que más incide el sol. Es algo que me gustaría cambiar y que la gente como mínimo tenga conciencia y sepa el riesgo que corre. Una vez que lo sabe, la gente decide su vida, pero que se den cuenta de que es peligroso».

«Cualquier persona que tiene cáncer no se lo espera cuando se lo dice el médico. Nunca piensas que te puede pasar a ti, pero una vez que te pasa te vuelves más sensible con la enfermedad y es algo que quieres ayudar a la gente», asegura con la jovialidad de quien ha recuperado la alegría por la vida.

«Sabía que mi etapa como jugador tenista profesional que podía conseguir cosas había terminado. Siempre he sido un luchador y me gusta terminar las cosas que empiezo. No me gustaría dejar de jugar al tenis por la enfermedad. Sabía que era un par de torneos. Con el ránking protegido habría sido más fácil pero no me gusta mirar atrás pensando como hubiera sido. Hay cosas que podías haber hecho peor o mejor, pero estoy contento con la carrera que he tenido. Los errores del pasado intentan no repetir en el futuro». «El cáncer me ha dado otra perspectiva. La Fundación permite hacer un bien social y que la gente disfrute del sol sin ningún problema y eso reconforta» resume.