El gaditano, detenido en 2009 tras regresar a España. :: F. JIMÉNEZ
CÁDIZ

Jenaro se sienta ya en el banquillo

Jiménez se ha enfrentado a una de las diversas denuncias por estafa, en este caso, por el uso de unos poderes que estaban anulados El empresario que fingió su desaparición ha sido juzgado por primera vez

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Han pasado ya tres años desde que la Guardia Civil peinara la costa de Tarifa a mediados de abril de 2008 en busca de Jenaro Jiménez Hernández, un empresario de la capital que supuestamente había desaparecido mientras practicaba pesca submarina. En realidad, se había fugado a Paraguay para vivir una doble vida bajo el nombre de Álvaro Domecq, mientras dejaba en España a una familia destrozada y un nutrido grupo de acreedores que le reclamaba todo tipo de deudas y estafas. Tras su detención en 2009, cuando regresó a España, las denuncias contra él se amontonaron en un proceso judicial enorme, que aún sigue enquistado en el juzgado de Instrucción número 2 de Cádiz.

Sin embargo, algunos supuestos pufos se separaron de este sumario y siguieron rumbos distintos. Ahora una de estas denuncias ha llegado a juicio: el primero de muchos, en el que Jenaro Jiménez -de 44 años- se ha estrenado en el banquillo de los acusados. La vista se celebró a comienzos de este mes en el juzgado número 4 de lo Penal de Cádiz y estuvo a punto de suspenderse porque los agentes judiciales fueron incapaces de localizar al empresario gaditano para informarle de la citación. Y es que desde hace meses, Jiménez vive en la provincia de Málaga, donde ha vuelto a trabajar. Sin embargo, finalmente, Jenaro acudió al juzgado.

Comparecía acusado por un supuesto uso fraudulento de unos poderes a nombre suyo y de su exesposa, que eran inválidos porque habían sido anulados hacía años. Según fuentes cercanas, un cuñado de Jenaro los había utilizado presuntamente para reconocer la deuda de uno de sus acreedores. El montante del dinero era ínfimo (en torno a los 2.000 euros), sobre todo si se compara con las grandes cantidades que le reclaman sus socios de empresa -en conjunto, más de un millón de euros-. La pena que se le pedía también era pequeña: menos de un año de prisión, que no le obligaría a entrar en la cárcel.

Sin embargo, la sentencia puede ser mucho más relevante de lo que parece, pues si el juez lo encuentra culpable sería el primer antecedente penal de Jiménez y tendría que ir a la cárcel si en futuros juicios es condenado. Otra de las causas que podrían llegar a los juzgados en breve es la denuncia interpuesta por otro de sus familiares, que le acusa de cobrarle 47.000 euros el día antes de su desaparición por una vivienda que ya había sido vendida. Por esta supuesta estafa solicitan cuatro años de prisión para Jenaro.