El violonchelista Miguel Jiménez actuará esta noche con otros siete músicos en Santa Cruz. :: CEDIDA
MÚSICA

«A los jóvenes les cuesta aprender que este trabajo requiere disciplina»

El violonchelista actúa hoy junto a otros solistas de la Orquesta Nacional dentro del ciclo 'Tiempo de cambios'Miguel Jiménez Músico de la Orquesta Nacional

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Lleva tres décadas consagrado al chelo, aunque reconoce que le encantaría tocar cualquier tipo de instrumento de cuerda. Hoy, recién llegado de la capital, el músico Miguel Jiménez comparte escenario en Cádiz con otros instrumentistas de su misma formación para homenajear a Bach en un recital que lleva por título 'Leipzig, 1730', la tercera sesión de la nueva etapa de 'Tiempo de cambios', la cita con la música de cámara que organiza el Consorcio del Bicentenario. Esta tarde, después de la conferencia de Luis Gago, Miguel y los otros solistas de la ONE (un octeto con clave), ofrecerán un repertorio con lo mejor de la música barroca en la Iglesia de Santa Cruz, importante exponente del barroco andaluz.

-¿Cuál será el repertorio del recital de hoy?

-Tiene varias partes, dos conciertos para violín y orquesta, un concierto para clave y un concierto para dos violines. Se trata de todos los conciertos para violín y clave de Bach.

-¿Por qué empezó a tocar el chelo y no otro instrumento?

-Bueno, cuando la formación no viene de familia, uno empieza con instrumento un poco por casualidad. Me gusta el chelo, lo llevo tocando treinta años, pero me abría gustado tocar cualquier instrumento de cuerda. El chelo me encanta por su textura y su registro. Equivale a la voz masculina en canto, al barítono.

-¿Cuáles son los compositores que más le inspiran?

-Me encanta precisamente Bach, pero cualquiera del Barroco, como Hendel. Luego me gustan mucho los clásicos como Mozart o Beethoveen.

-¿Cuáles son los proyectos que tiene entre manos con la Orquesta Nacional este año?

-Pues todos los años el programa sigue un hilo conductor. Esta temporada está dedicada al cine, el séptimo arte. Interpretamos piezas de autores de bandas sonoras y otras de compositores que escribieron partituras para películas. Luego también hay obras que no se crearon para películas pero que se usaron en ellas. Por ejemplo, Kubrick usó muchos temas de música clásica en cintas como '2001, una odisea en el espacio'. También este año estamos inmersos en la gira de aniversario de Gustav Mahler.

-¿Qué valores destacaría de la música clásica por encima de otros estilos?

-Por encima, no. Todas las músicas sirven para alimentar el espíritu, de eso se trata. Y en estos tiempos no viene nada mal. No todo ha de ser economía, dinero y televisión. Cualquier manifestación cultural tiene gran valor.

-El teatro funciona muy bien, el cine no tanto, ¿cómo ve el panorma de la música antigua en cuanto a público?

-No hay muchas diferencias con respecto a años anteriores. El público de la música clásica es fiel, aunque no masivo. Cada semana la Orquesta Nacional llena el Auditorio. Eso sí, a lo mejor no hay tantos ciclos de música de cámara y esas cosas... pero en general, estamos sobrellevándolo con bastante dignidad.

Auditorios con prestigio

-¿Cuál es el espacio con más encanto en el que haya tocado? ¿Y alguno que aún no haya tenido la oportunidad de pisar?

-El Carnegie Hall de Nueva York y la Sala de la Filarmónica de Berlín, son dos de los auditorios más prestigiosos. Eso sí me encantaría tocar algún día en la sala del Concertgebouw de Amsterdam.

-¿Qué música escucha en su tiempo libre?

-Mucha música barroca, pero en realidad me gusta cualquiera que sea buena, excepto el pop. Pero me gusta el jazz y el rock de los años sesenta y setenta. Según el momento me decanto por una u otra.

-Las nuevas generaciones, ¿siguen sientiéndose cautivadas por la música antigua?

-Sí, cada vez hay más músicos jóvenes, más gente que estudia en el Conservatorio. Yo soy profesor de la Joven Orquesta Nacional y puedo decir que hay más gente que hace veinte años.

-¿Qué es lo más duro de su profesión?

-Requiere mucha disciplina, esfuerzo y dedicación, es un trabajo aparte de la cuestión artística. Hay que ser muy minucioso y dedicarlo muchísimas horas. Los jóvenes hoy en día tienen todo al alcance de un botón y es difícil disciplinarlos.

-Y estos jóvenes que cursan sus carreras musicales, ¿lo tienen fácil después para integrarse en alguna orquesta o filarmónica?

-Es difícil entrar, la verdad, porque hay pocas vacantes en España y la demanda es enorme. Para estudiar, muchos se van fuera. Puedo decir que hace veinticinco años era más sencillo, pero ahora no. Eso sí, la gente que es muy buena, siempre termina encontrando su sitio.