El detenido en el interior del coche que le llevó hasta las dependencias policiales de la plaza de San José, ayer al mediodía. :: FRANCIS JIMÉNEZ
Ciudadanos

Ingresa en prisión sin fianza el autor confeso del asesinato de Manuel Pereira

El joven tuvo que ser escoltado a su llegada al juzgado donde se escucharon gritos de «asesino»

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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El Palacio de Justicia de San Fernando amaneció marcado por el dolor y la indignación. El presunto autor de la muerte de Manuel Pereira iba a ser trasladado a estas dependencias para tomarle declaración. Al trasiego habitual que suele tener la instalación a primero de mes, se le unió la cantidad de medios de comunicación que acudieron para cubrir la noticia, los curiosos que pasaban por allí y se quedaban ante la expectación que existía (con la esperanza de ver al detenido) y diferentes compañeros del fallecido, que seguían intentando comprender lo que había ocurrido hace tan sólo unos días en el interior del segundo piso, letra C, del bloque 55 de la calle García de la Herrán.

Cualquier movimiento policial o la llegada de un coche con detenidos, despertaba el interés de las personas que se encontraban en la plaza de San José. Se desconocía si su llegada sería por la puerta principal o por la trasera, por lo que las carreras se convirtieron en una actividad habitual entre cámaras y fotógrafos. Las puertas se abrieron a las nueve de la mañana y hasta que no pasó la una y media de la tarde el joven U.A.L.N. de 24 años no se puso a disposición judicial, entrando por la puerta de atrás.

«Sinvergüenza, asesino». Los presentes no pudieron frenar sus impulsos. El acusado aparecía con la cabeza agachada y con la mirada clavada en el suelo. Una vez dentro, todas las personas se dispersaron. En el interior la jueza instructora del caso, Pilar Fernández Nebot, le tomó declaración y revisó toda la secuencia de lo ocurrido. Su llegada a la ciudad, la navaja que compró en una tienda de efectos militares de la Glorieta, la cita por internet, el malentendido que causó la discusión, la huida por las calles de La Isla. Tras tres cuartos de hora de testimonio, se determinó su ingreso en prisión y sin fianza. A la salida la abogada de oficio María Teresa de Querol, no quiso realizar ningún tipo de declaración, porque aún continúa el secreto de sumario.

Unos minutos más tardes lo hacía U.A.L.N. y esta vez por la puerta principal. Los agentes que los escoltaban tuvieron que cubrirlo ante la presencia de otro hombre que lo increpaba. Sin embargo, el joven de Tarragona no parecía estar atento a lo que sucedía a su alrededor, como si acabara de despertar de una pesadilla, sus ojos no se fijaban en ningún punto concreto. No hizo ningún gesto, no dijo nada.