Miles de personas participaron en la ceremonia religiosa, que se celebró ayer en la base aérea de Armilla. :: SALVADOR SALAS
ANDALUCÍA

La beatificación de Fray Leopoldo culmina con la asistencia de 60.000 fieles

Miles de devotos de toda Andalucía se dan cita en la base aérea de Armilla para no perderse el histórico evento tras medio siglo de espera

GRANADA. Actualizado: Guardar
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El acto de beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire convirtió ayer la base aérea de Armilla (Granada) en un enorme templo, donde se congregaron miles de fieles que tiñeron de blanco el recinto militar con las gorras serigrafiadas con el rostro del capuchino.

Confiando quizá en el refrán «a quien madruga Dios le ayuda», los devotos ocuparon desde primeras horas de la mañana, incluso antes del amanecer, el recinto, de más de un millón de metros cuadrados y en el que se dispusieron más de 135.000 sillas. A su llegada, aquellos que habían reservado su asiento, para lo que donaron diez o veinte euros, recibieron una alforja, similar a la que utilizaba el religioso para pedir, con un libro de ceremonia, cinco imágenes del fraile, un pañuelo, un abanico con la imagen de la Alhambra y una gorra con el mensaje «Fray Leopoldo en mi corazón».

Estos dos últimos elementos fueron especialmente bien recibidos por los presentes en los momentos en que más ha apretado el calor, aunque a la mayoría parecía no importarle demasiado estas altas temperaturas con tal de celebrar la beatificación de alguien a quien tanto veneran.

En distintos puntos del recinto la organización instaló zonas de comida y bebida para abastecer de refrigerio a los presentes, además de carpas donde se vendieron distintos recuerdos del acto. Fray Leopoldo, cuya imagen ha sido reproducida en más de sesenta millones de estampas a lo largo de estos años, ha llegado también a bolígrafos, tazas, llaveros, libretas, agendas, camisetas e incluso una pulsera de goma conmemorativa.

Llegados desde muy distintos puntos de la geografía nacional, la mayoría de provincias andaluzas limítrofes, los devotos siguieron atentos una ceremonia religiosa que duró más de dos horas y cuyo momento más emotivo se vivió cuando fue descubierto un enorme mural con la imagen del ya beato en el cielo entre ángeles. Culminaba así un proceso iniciado hace ya 64 años. A partir de ahora, la Iglesia ha instituido la fecha de su muerte, el 9 de febrero, como el día del nuevo beato.

La ceremonia comenzó a las 10.00 horas, con el canto del 'Ave María' de Franz Schubert a cargo de la artista granadina Rosa López, que, acompañada de tan sólo un piano, hizo enmudecer a los miles de asistentes a la beatificación, llegados de distintos puntos del país y de allende las fronteras españolas.

Veinte minutos más tarde, subieron al altar un total de 150 religiosos, entre ellos el arzobispo titular de Sila y prefecto de la Congregación para la Causas de los Santos, Angelo Amato, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, el vicepostulador de la Causa, fray Alfonso Ramírez, y el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, entre otros.

Tras un canto del coro, ubicado a la derecha del altar, que estuvo custodiado por las imágenes de la Santa María de la Alhambra y del Cristo de la Misericordia, de la Hermandad del Silencio, comenzó la lectura de una breve biografía del 'limosnero' y del decreto en latín por el que el Papa Benedicto XVI inscribe en el libro de los beatos al fraile.

Un aplauso de la masa devota dio paso a continuación al descubrimiento de una imagen del ya beato rodeado de ángeles, con las manos extendidas, elevándose al cielo. La liturgia estuvo presidida por Angelo Amato, como representante del Vaticano, que exaltó la «vida ejemplar» y la «humildad» y «caridad» del beato. «Si Granada es conocida en todo el mundo por la Alhambra, también lo es por muchos devotos de Fray Leopoldo. Granada es una ciudad afortunada porque ha contemplado el espectáculo glorioso de la santidad del beato Fray Leopoldo, y por eso fue nombrado su hijo adoptivo», apuntó el prefecto, que repasó algunos de los capítulos de la biografía del 'limosnero'.

Recordó que, como hiciera San Juan de Dios, Fray Leopoldo recorría las calles de Granada «edificando con su caridad y su bondad» como rasgos distintivos. «Todos los testigos coinciden en que desde su infancia tenía un corazón de oro y era habitual que compartiera su merienda con otros pastorcillos pobres». Su vida, manifestó el arzobispo, está tejida de trabajo y de oración, y fue hortelano, sacristán, enfermero de pobres y ancianos y limosnero», indicó. Como limosnero, oficio que ejerció por medio siglo en Granada, iba cargado con alforjas a sus espaldas, y caminaba pidiendo ofreciendo a cambio consejo y oración.

Amato hizo además referencia a los tiempos de la Guerra Civil en España, refiriéndose a este periodo como «un tiempo triste de persecución religiosa en el que fueron asesinados 4.000 sacerdotes».

Tras las palabras del prefecto empezó la Eucaristía, donde un total de 600 ministros de la Comunión, seglares, tomaron los cálices y distribuyeron el pan entre el público a lo largo de una media hora para dar fin a la ceremonia, tras unas palabras del arzobispo de Granada, tal y como estaba previsto. En memoria al fraile, se rezaron tres 'ave marías' y se lanzaron 'vivas' por el nuevo beato.