EL TRANVÍA

EL PLAN B

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Empresas municipales que no cobran, trabajadores de las mismas que se echan a la calle, un ERTE que muere antes de nacer porque no logra el apoyo sindical, una deuda que crece a pasos agigantados, problemas para pagar las nóminas de la plantilla municipal, una cola de acreedores que se pierde en el infinito, descrédito absoluto, un gobierno local que se resquebraja por momentos, diferencias entre sus miembros... Los problemas desbordan al Consistorio de Jerez. Y lo peor de todo es que no ofrece ni la más mínima señal de estar capacitado para salir de esa situación.

Salir ahora, después de que el ERTE se haya ido a pique definitivamente y de que la alcaldesa haya dicho públicamente que no puede garantizar el pago de las nóminas de los aproximadamente 2.700 trabajadores municipales, con que se tiene un 'plan B' para salir de la crisis económica que padece el Ayuntamiento suena a chiste. No cabe más improvisación. Es como reconocer que se van a aplicar medidas en las que no se creía en un primer momento. O al menos eso es lo que se ha dado a entender.

Pero lo más grave de todo es que la primera edil haya dicho públicamente que no puede garantizar el pago de las nóminas de los 2.700 empleados del Consistorio. Cuesta imaginar al director de una empresa diciéndole eso a sus trabajadores. A no ser, claro está, que estuviese reconociendo abiertamente su incapacidad para mantener el barco a flote. Eso, evidentemente, implicaría que le pusiesen de patitas en la calle. Pero, claro, en política es diferente.

Trabajadores del Ayuntamiento cuentan que ya están curados de espanto. Que muchos ya no se creen nada de lo que dice su 'jefa', «porque ya ha dicho tantas...». Y hay uno que resulta especialmente significativo cuando se refiere al papel de la primera edil: «Uno lo que espera de su jefe es que le defienda, no que digas esas cosas». No es que sea, ni mucho menos, el fin del mundo, pero la sensación de caos generalizado es cada vez mayor en Jerez. Y lo peor de todo es que el desánimo está igualmente extendido entre los ciudadanos. Se ha instalado el pesimismo; pocos creen ya en que los capitanes del barco sean capaces de sacarlo a flote.

Supongo que podría haber aprovechado este espacio semanal para referirme a lo que está pasando en el PSOE tras su congreso regional, la renuncia de González Cabaña, la comprometida situación por la que atraviesa la Ejecutiva Provincial y el papel que está jugando (o pretende jugar) Pilar Sánchez en toda esta historia. Pero me parecía de mal gusto con la que está cayendo en Jerez. Ya habrá tiempo, incluso para hablar también sobre la famosa encuesta de intención de voto que ha encargado la dirección nacional de la formación socialista, con unos resultados que podrían dejar en muy mal lugar a más de uno y una. Aún no se ha escrito el último capítulo de nada de eso, así que habrá tiempo y espacio.