No todas las voces en Sanlúcar están en contra de la iniciativa de Fedejerez de que no se críe fino en la localidad costera. Ayer mismo, Luis Hidalgo, de Bodegas Hidalgo-La Gitana, apuntaba que justo que se cumplen 10 años desde la creación de la Denominación de Origen de la Manzanilla, y que se empezó a considerar este caldo como «un vino independiente de los vinos de Jerez, con su propia personalidad y su estilo», la mayor amenaza a la que es enfrenta este producto es «la crianza del fino en Sanlúcar».
En el contexto de la revisión del Reglamento, Hidalgo insta a no «volver la espalda a una apabullante realidad enológica», la que distingue a la manzanilla del fino, ya que pese a compartir la misma materia prima y métodos de producción al final «el famoso microclima de Sanlúcar» marca la diferencia.
Por esta regla de tres, «la manzanilla es posible aquí (Sanlúcar) y el jerez allí (Jerez y El Puerto)», y para Luis Hidalgo no modificar este aspecto en el Reglamento como pide Fedejerez puede abrir la puerta a que «las bodegas de esas localidades reclamen poder criar manzanilla en el resto del Marco». Para Hidalgo, en este caso -y pese a «los intereses económicos de bodegas y almacenistas»-, «ceder es ganar y renunciar a la crianza del fino en Sanlúcar la única manera de legitimar a la manzanilla como el extraordinario vino que ha sido durante siglos y que debe seguir siendo en el futuro».
Además, si esa diferencia no refleja en el Reglamento con limitaciones se confunde al consumidor y se perjudica a todos.