Con la experiencia adquirida al frente del Instituto de Cultura, Dolores Barroso considera que ahora, como delegada municipal, tendrá más fácil «posibilitar la creación de canales fluidos de trabajo en común con otras administraciones», «retomar con fuerza» la expansión de la cultura hacia los barrios y pedanías y «lograr un mayor compromiso con el patrimonio histórico», otorgando a Cultura y Fiestas unos «objetivos comunes».
-¿Cómo convertirá la cultura y el calendario festivo en el «elemento vertebrador» de la ciudad?
-Mediante la cercanía y la calidad. Son las dos palabras que definirían las líneas de trabajo de Cultura y Fiestas, y son además las exigencias de la alcaldesa (Pilar Sánchez). La calidad, cuidando muchísimo la programación, con una oferta ambiciosa, y también la diversidad, ampliando el abanico para satisfacer todas las sensibilidades y que los jerezanos, sobre todo los más jóvenes, tengan aquí unas posibilidades que hasta ahora debían buscar fuera. Y también para que las personas sin formación descubran nuevos mundos. Sería conseguir una ciudad más moderna, cosmopolita, a través de la cultura.
-¿Y la cercanía?
-Tenemos la obligación de generar una buena oferta cultural y festiva para que a cualquier persona le apetezca venir a Jerez. Pero también debemos estar atentos al ciudadano, escucharle: vamos a hacer un trabajo de Observatorio de la Cultura a pie de calle, con encuestas sobre cada programa, para aprender y mejorar. También crearemos foros y consejos asesores: ya lo anunciamos para el flamenco, y habrá otros para actividades expositivas y música. Queremos dar un papel importante al equipo del Villamarta, aprovechando su bagaje no sólo para el teatro sino también para desarrollar el programa de la Sala Compañía. Y la cercanía está en llevar la acción cultural a los barrios y pedanías.
-Pero eso requerirá un enorme esfuerzo...
-Lo haremos progresivamente. Vamos a temporalizar las actuaciones en cuatro años y siempre en colaboración con los Distritos, la responsable de Medio Rural y los alcaldes pedáneos y delegados de Alcaldía. Vamos a hacer un circuito de actividades, definido por objetivos y por las actuaciones que nos conducirán a cumplirlos.
-¿Se reforzará, entonces, la red de equipamientos culturales?
-Haremos un análisis sobre las necesidades de espacios plurifuncionales en barriadas y poblaciones rurales. Tenemos la experiencia de La Granja y su centro cívico, cuya programación se va a cuidar muchísimo. Hay que cubrir los cuatro puntos cardinales y zonas claves del mundo rural. La Barca tiene un centro cultural y les ayudaremos con su programación, y tenemos un teatro en Guadalcacín insuficientemente desarrollado que intentaremos dinamizar. Pero hay que ser realistas y haremos un estudio de las necesidades mínimas. Queremos que la cultura sea una seña de identidad de la ciudad, que Jerez se convierta en un referente de la cultura en la provincia.
-El 'filón' del patrimonio histórico-artístico como activo cultural es vital, pero ¿se cuida en Jerez?
-Ahora soy mucho más optimista, porque hay un interés político. Sólo hay que pasear para comprobar que, de una manera absolutamente irresponsable por parte de la anterior Administración municipal, se ha dejado que se caiga nuestro centro histórico. El Gobierno municipal es ahora absolutamente responsable, y prueba de ello es que se deja actuar a otras administraciones, en Santiago, San Miguel y en todo el centro con la Oficina de Rehabilitación de Obras Públicas.
-¿Ocurre lo mismo con la Iglesia?
-Con la Iglesia tenemos que definir un nuevo convenio a nivel municipal. Tenemos intereses muy similares. Por ejemplo, el palacio Bertemati tiene el fondo documental del antiguo Arzobispado y nosotros, nuestro Archivo Histórico Municipal, así que podemos colaborar a nivel de asesoramiento en trabajos puntuales, de difusión o exposiciones conjuntas. Lo mismo podemos hacer con el Archivo de la Catedral y con su fondo musical numismático y documental musical fantástico.
-Respecto a las fundaciones, la intención es que sean autosuficientes. ¿Cómo lo hará?
-Eso no significa que pierdan la subvención del Ayuntamiento, ese compromiso es sagrado. Pero sí, en complicidad con los responsables de las fundaciones, definir el proyecto de estos cuatro años y poner encima de la mesa más retos. La idea es insistir en la difusión de sus actividades y hacerlas más rentables desde el punto de vista económico, sin restar dinero de la aportación municipal. Aprovechando el porcentaje de recaudación propia de las fundaciones, se pueden convertir en una industria cultural de la ciudad.
evila@lavozdigital.es
