Antonio Soto, su mujer Montse y sus dos hijos esperan con angustia a que el calendario marque el 11 de julio. Es el día en que funcionarios del juzgado y agentes de la Policía les harán salir de su casa para no poder volver a entrar más. Es la fecha de un desahucio que dejará a una humilde familia jerezana sin el único techo que tienen para dormir y que han conseguido a fuerza de trabajo: «Los ánimos en mi casa están sólo regular», explica Antonio fríamente ante lo que se le viene encima.
La pesadilla de esta familia surgió hace más de un año cuando, con una deuda de 18.000 euros en la cuenta, recurrieron a la empresa Credijerez (hoy rebautizada Kapital) para reunificar sus pagos: «Pedimos un crédito de 38.200 euros. De ahí pagaron la deuda que teníamos de 18.000 euros y nunca vimos el resto del dinero. Dijeron que iban a rehipotecarme el piso y nunca lo hicieron», resume Antonio con brevedad, después de contar su caso en muchas ocasiones a todo el que pudiera echarle una mano.
De esta forma, si en un principio la deuda de esta familia era de tres millones de las antiguas pesetas, hoy asciende a unos 60.000 euros ya que «se han ido acumulando intereses que no hemos podido pagar porque nunca nos dieron el crédito».
Hay que decir que LA VOZ ha insistido en numerosas ocasiones a la empresa implicada para recabar información que arrojara algo de luz a este asunto pero, a pesar de los reiterados intentos, Kapital no ha facilitado ningún dato.
Sólo cuatro días
Mientras pasan las horas (y ya sólo quedan cuatro días para que el aviso se cumpla), Montse confiesa que se siente «fatal porque no sabemos qué vamos a hacer».
Tienen dos hijos de diez y quince años de edad que ahora mismo intentan disfrutar del verano como otros chicos de su edad en un campamento al margen del drama que atormenta a su familia: «El mayor no quiere estar nunca en casa porque dice que me ve llorar y que sufre mucho», dice Montse. El caso del pequeño es especial porque sus problemas respiratorios y nerviosos son de tal envergadura que incluso tiene reconocido un 38% de minusvalía. Según su madre, «él es el que peor lo está pasando con todo esto debido a su salud».
Amenaza constante
No es la primera vez que el desahucio amenaza a esta familia jerezana del Polígono de San Benito: «Ya vinieron otra vez cuatro personas a cambiar la cerradura de la puerta pero se equivocaron de planta y por eso no nos pudieron echar entonces», recuerda Antonio, que es albañil de profesión pero que en este momento está desempleado.
«Estamos dispuestos a todo. He hablado con la alcaldesa pero aquí seguimos esperando a que llegue el miércoles sin tener una solución», insiste mientras intenta hacer todo lo que está en su mano para que su familia no tenga que pasar por esta cruda experiencia. El caso de la familia Soto está en los tribunales pero «aunque la Policía está investigando el desahucio sigue en marcha. Eso no se para». Montse no se muestra muy optimista: «Mucha esperanza no tengo, yo me hundo muy pronto y creo que no hay mucho que hacer», consigue decir entre suspiros.
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