Hace menos de una semana, Juan José López Jarillo se rodeo de sus compañeros de Los Verdes y, con humildad pero con la fuerza incontestable de los ideales, presentó en pleno centro su candidatura a la Alcaldía de Jerez. Era harto improbable que su formación consiguiera un mínimo de protagonismo en el matemático juego de las urnas, pero así hay decenas de grupos políticos repartidos por toda la geografía española y, al fin y al cabo, aunque la realidad te condene al ostracismo electoral, una campaña no deja de ser una buena oportunidad de pregonar tu forma de entender la política y la vida con la seguridad de que el mensaje que has parido llegará con algo más de fuerza a tus conciudadanos.
López Jarillo había cargado sus alforjas de voluntad y quizá algo de idealismo e, incluso, había pedido vacaciones en su lugar de trabajo para poder dedicarse con más tiempo y dedicación a la carrera electoral que, finalmente, ha abandonado de forma abrupta apenas cuando se había llegado al ecuador de la misma. El comunicado emitido ayer por Los Verdes, al margen de un dudoso contenido ortográfico y gramatical, deja un regusto de esos que se dicen raro, raro, raro, raro.
Por un lado, el ya ex candidato de la formación ecologista aduce motivos «estrictamente personales» y en el ámbito del «contexto familiar» para dar lo que en términos taurinos, que por cierto no deben gustar nada en esta formación política, se denomina una espantá en toda regla. Sin embargo, si uno sigue leyendo el escueto comunicado remitido a los medios de comunicación, y después de los agradecimientos que el ex candidato dedica a sus compañeros y dirigentes de Los Verdes, López Jarillo manifiesta textualmente no estar dispuesto «bajo ningún concepto a tener que tragarme algunos sapos».
El texto reza así: «Para Jarillo la política era una vocación al servicio de unas ideas y bajo ningún concepto está dispuesto, según él, a tragarse algunos sapos ni a comulgar con ruedas de molino». El comunicado, insisto, es tan extraño que invita a pensar incluso que estos chicos de Los Verdes sean unos cachondos y se estén quedando con todo el pueblo. Desde luego, este episodio les va a dar una publicidad que no hubieran tenido jamás con la simple exposición de sus ideas.
Lo ocurrido con el señor López Jarillo, por otra parte, debe haber despertado las pasiones más irracionales de algunos y algunas de sus hasta ahora compañeros en la batalla electoral jerezana. A cualquiera de los cabezas de lista le vendría de perlas que alguno de los favoritos se liara la manta a la cabeza y mandara a paseo todo este circo político de las municipales. Claro que, no se ilusionen, porque eso no va a suceder. Al menos por ahora.
Y digo esto porque en esta campaña anodina y aburrida en muchos de sus episodios lo que más está diviertiendo al personal son las quinielas de lo que sucederá después del 27 de mayo. Hay teorías para todos los gustos sobre el futuro que aguarda a nuestros aspirantes el sillón de la Alcaldía dependiendo del resultado que escupan dentro de poco más de una semana las urnas jerezanas. Son disquisiciones que en muchos de los casos se pueden catalogar casi, casi como leyendas urbanas, pero ahí están, y seguro que usted ha escuchado algunas de ellas sino todas.
De Pilar Sánchez se dice que si no logra la mayoría absoluta y su partido necesita del PSA para gobernar, se le abrirán de par en par las puertas de la política regional para que sea Casto Sánchez el que se quede en la Alcaldía en compañía de Pedro Pacheco. En relación a este último las apuestas se encaminan en vaticinar cuánto tiempo duraría en la «fría losa de la oposición» -Pacheco dixit- si no logra que los resortes electorales le coloquen en el poder. La teoría ganadora es que se irá a casa pocas semanas después de empezar la legislatura.
A nadie se le escapa otro de los rumores que circulan por los mentideros jerezanos. El pacto PSA-PP está hecho, pero con dos vertientes: el de que María José García-Pelayo sea alcaldesa de la ciudad de nuevo, o el de que se convierta en presidenta de la Diputación de Cádiz. Qué cosas se oyen ¿verdad?.
El que ya no entrará en estas cábalas será el querido López Jarillo. Eso sí, de no tener apenas protagonismo ha pasado a protagonizar un caso inédito, abandonar en la batalla por Jerez. Seguramente, estará pasando a la historia. Mire usted por donde.
