Lunes, 26 de marzo de 2007
Registro Hemeroteca

en

JEREZ

Jerez
El doctorado de Andrés
Vibrante pregón, magistralmente interpretado por Andrés Cañadas ayer en el Villamarta, que se llenó para ver al periodista. Durante el acto, solicitó para la Esperanza la Coronación Canónica
El doctorado de Andrés
FAMILIAR. Su gente estuvo presente en cada décima. / J.G.
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

Se esperaba con ansia el pregón de Andrés Cañadas, a la sazón el periodista más seguido por todos los cofrades cada fin de semana en las ondas radiofónicas. Se esperaba, decía, y no defraudó, magistral en el concepto de pregón, y soberbio en la interpretación del mismo, absolutamente entregado a Jerez y a su Semana Santa.

Amenazó días atrás con hacer un pregón que le gustara a él mismo, y resultó que encandiló al respetable que abarrotó el aforo del Villamarta. Casi dos horas de pregón, algo más largo de lo habitual, que se hizo corto gracias a los golpes de efecto de Cañadas, catedrático de la comunicación desde ayer, cambiando constantemente de ritmo y de entonación para obligar al público a escuchar su particular canto de vísperas.

Empezó bien el pregón, gracias a la elección de las marchas que hizo el pregonero. Acierto el de Francisco Orellana, que dirigió a la banda que sonó mejor que nunca, lo que es de agradecer, a los sones de dos marchas preciosas, que delatan el gusto cofrade del periodista. Y soberbio Jerónimo Sánchez Llamas al piano, tocando Soledad de Madre, elevando espíritus ante la pronta disertación de Andrés Cañadas, en este caso Machado, que presentó a su propio hijo.

Volvía el maestro de comunicadores al escenario del Villamarta, treinta años después de su pregón, y volvió como empezó aquel. «Yo confieso que me abruma la responsabilidad de presentar a sangre de mi sangre», y fue una delicia escuchar los quince minutos que necesitó para contar las bondades del pregonero, al que presentó como «un licenciado en Bellas Artes que recondujo sus pasos hacia el periodismo», y al que quiso recordar cuando, treinta y dos años atrás, vistió por primera vez la túnica de su hermandad de las Angustias. «Toma a tu hija de la mano, y asómala al balcón de la Semana Santa, como yo hice contigo treinta años atrás. Dios te bendiga, hijo».

Con esta presentación, que emocionó al pregonero y a un amplio sector del público, que dedicó una honda y sentida ovación al padre del locutor, y con los sones de Nuestro Padre Jesús, dio comienzo a la una menos veinte el canto de vísperas de Andrés Cañadas, que comenzó dedicándoselo a su abuela, recientemente fallecida, y a Antonio Asenjo, el que fuera hermano mayor de la Oración en el Huerto.

«Reyes quiere que le cuente un cuento...», y acabó contando una preciosidad de introducción dedicando el pregón a los niños, con una glosa a la Cuaresma y a la Semana Santa en general brillantes, que levantaron de sus asientos a los miembros del Consejo, con sus bromas constantes sobre los cambios de Carrera Oficial y los horarios e itinerarios. Larga, intensa y simpática introducción, que recordó al pregón sevillano de Carlos Herrera, al atreverse a salirse de los criterios estrictos de los pregoneros para hacer una crítica socarrona de la actualidad de las hermandades y cofradías. Un atrevimiento que marcará un antes y un después en la historia de los pregones, ya que consiguió durante las casi dos horas que estuvo en el atril del Villamarta emocionar y hacer reir al respetable a partes iguales.

Como los siete puñales de su Virgen de las Angustias, que estuvo muy presente en el escenario del Villamarta, Cañadas partió su pregón en siete capítulos que abarcaban todos los aspectos de su formación como cofrade y de sus vivencias propias como cristiano, desde su propia familia, pasando por su vocación, y terminando por tocar todos los elementos que rodean a la maravillosa presencia de los pasos de palio y de misterio por las calles de la ciudad.

Prueba de ello fue el maravilloso romance a los acompañamientos, a los que defendió preguntándose la fe de los que acompañan durante horas la espalda de sus titulares, y unos sonetos dedicados al Cristo de la Expiración impresionantes, de una hondura y calado tal que no se apreciarán hasta que no salga el pregón editado, en el que le dijo al Cristo: «Creo en ti porque me miraste. Tu sabes que mi fe te necesita, vuelve cada Viernes Santo y espérame en tu Ermita».

Se quiso adentrar Cañadas en las luces y sombras de los rincones de nuestro Jerez, en la sal que desde la propia génesis de la tierra hizo a este rincón de Andalucía diferente del resto. Tras tocar el tema de la luz de Cristo, con unas décimas cortas pero muy cuidadas, el pregonero quiso explicar cómo Dios creó la noche, las sombras que cobijan cada Madrugada, para hacerle un romance de muchos quilates a la Amargura, a la que según el pregonero, Dios fue creando de las propias mareas su palio para consolar la Amargura de María, para servir de pañuelo a la Madre de Dios.

Tras la cerrada ovación a uno de los versos más profundos jamás compuestos para la Reina del Miércoles Santo, quiso Cañadas tener un gesto para quien fuera pregonero del año 1998 e íntimo amigo suyo, Antonio Moure, y recordó transformando sus versos al Dulce Nombre de María convirtiendo a la monjita de Santa Rita en nueva protagonista de un pregón que poco a poco iba ganando en intensidad a la par que se iba comiendo minutos del reloj sin dar tiempo a respirar.

Sorprendente fue el cambio de tercio del pregonero, cuando comenzó sin previo aviso a narrar una noche de Semana Santa como si estuviera en la radio, esa radio que le enamora. Quiso acordarse, a la par que radiaba la llegada de ciriales, de las hermandades que este año cumplen bodas de oro, así como de la hermandad del Nazareno. En un farol encendido simbolizó la tradición de nuestra Semana Mayor, y pidió él mismo encenderlo al considerarlo la luz de Dios. Y en las manos del Prendimiento, a las que imitó echándolas a volar en el escenario del Villamarta, reflejó la promesa de un gitano que no termina de entender por qué Dios no le escucha, que cerró este capítulo con una atronadora ovación a la entrega del pregonero.

Pero lo mejor del pregón estaba por llegar, y apareció con su peculiar trilogía de la fe, dedicado a la saeta, a los costaleros y a la túnica. Tres pasajes memorables, con la llegada de José Vargas el Mono al cielo cantándole a San Pedro para que se abrieran las puertas de la gloria, con su defensa a ultranza del mundo de la costalería, y con unos versos inolvidables a la Paz en su Mayor Aflicción, «tan cerca y tan lejos a la vez, que nunca llego a tenerte». Un preciosa semblanza de su amor por la túnica, que le obliga a no poder seguir el manto de la Paz para completar su estación de penitencia cada Domingo de Ramos sin poder ver los ojos de la Reina de la Albarizuela.

Se hizo el silencio, porque así lo quiso el pregonero, y le dirigió una carta firmada al obispo de la ciudad, que asistió complacido a la petición expresa de Cañadas de coronar a la Esperanza de la Yedra, un hito histórico de valentía en un pregón, y que defendió Andrés con tal arrojo que la hermandad le ovacionó a la salida del pregón, más de media hora después de finalizado el mismo.

Y por desgracia, y tras más de hora y media de pregón, Cañadas decidió ir finalizando, agradeciendo al resto de pregoneros su palabra y aliento, y declarándose enamorado de la radio, con una clara dedicatoria a todos los compañeros de los medios de comunbicación que le dedicaron una cerrada ovación al locutor, que se decidió, con la voz rota y preso de las emociones, a ver el manto de Nuestra Señora de las Angustias, que apareció justo a su espalda, para decirle que por Ella, haría lo que fuera. Un final impresionante, dedicado a todas las madres, que la gente creyó el final del pregón, aplaudiendo sin descanso el grandísimo romance, que el pregonero cortó enseñando el último folio aun por leer.

Era una décima de salida que recordó su manera de despedirse de los programas de radio. «Hasta el Domingo de Ramos, queden ustedes con Dios». Oro puro, Andrés Cañadas Salguero.

 
Vocento

Contactar | Mapa web | Aviso legal | Política de privacidad

Canales RSS