El encargado de entregar ayer el I Premio Catavino de Oro Internacional Álvaro Domecq a Teresa Rivero, en su calidad de presidenta de la Fundación que lleva su nombre, fue el hijo del famoso rejoneador, que se emocionó al recordar a su padre y que expresó su gran satisfacción por dar este galardón a «una mujer a la que recuerdo desde niña, cuando iba al colegio de El Cuco, y que es la reina de un gran panal, con muchos hijos, en el que siempre ha apoyado a su marido, sobre todo en los peores momentos».
En la Sacristía de Garvey, la Orden del Catavino de Oro, con su fundador, José Luis Lorente, y su presidente, Jesús Rodríguez, entregó a Teresa Rivero un cuadro de Sebas Puerto en medio de los aplausos de los pertenecientes a esta asociación, así como de los nuevos miembros que en la sesión de ayer tomaron posesión de su cargo.