Domingo, 1 de octubre de 2006
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OTRAS HISTORIAS DEL JEREZ
El vino de Jerez, sus bodegas y paisaje, visto por el arte de la pintura y el dibujo
El vino de Jerez, sus bodegas y paisaje, visto  por el arte de la pintura y el dibujo
OBRA. Imagen de 'La vendimia en Jerez', pintada en 1897 por Viniegra y que se perdió en el incendio del Palacio de Ajuda en Lisboa.
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El vino de jerez y sus brandies pueden considerarse de las bebidas con más prestigio cultural en el mundo. Este aval que los siglos y la tradición le han otorgado de manera indiscutible queda patente en cómo las distintas manifestaciones del arte, a través de sus creadores, lo han visto; materializándose esta presencia en la poesía, la narrativa, la música, la fotografía, el cine y, cómo no, en la pintura.

Para esta ocasión, como motivo gráfico del artículo, hemos reproducido un cuadro poco conocido del pintor gaditano, Salvador Viniegra, ya que desgraciadamente se perdió en el incendio del Palacio de Ajuda en Lisboa hace ya muchos años. El cuadro se titulaba Vendimia en Jerez, y estaba fechado hacia 1897. La revista La ilustración española y americana lo reprodujo en sus páginas en 1898 y 1901.

Una escena recurrente en otros cuadros de diferentes artistas atraídos por la fama de los vinos de la tierra, como la que plasmó Joaquín Sorolla en sus diez hermosos bocetos que hizo con las vendimiadoras en la finca El Cuco a principios de octubre de 1914. Como unas atractivas y jóvenes recolectoras que en fecha más reciente fueron retratadas al detalle por el jerezano, Paco Toro, en su cuadro Las vendimiadoras, y que actualmente cuelga en la sede del Consejo Regulador.

Los pinceles de otros pintores se sintieron subyugados por el esplendor que vivían las viñas del Marco a finales de siglo XIX, como los de nuestro paisano, de desgraciada vida, José Montenegro, o los del gaditano, Francisco Hohenleiter, creador del famoso logotipo de las bodegas de José Soto, sin olvidar la visión marcadamente costumbrista de Sherzinger y F. Mota, este ultimo recreando el trabajo de un lagar en la viña, grabado fechado en 1898.

Este mundo vinatero fue también descrito en grabados que ilustraron las páginas de famosos libros del momento que trataron de los caldos jerezanos. En el año 1862 se publicó en Francia L'Espagne, con dibujos de Gustave Doré, que incluía una escena de recogida de la uva. En 1876 sale a la luz en Londres la obra divulgativa, Facts about Sherry, de Henry Vizetelly que contiene una serie de muy interesantes imágenes de trabajos de bodegas y de la campiña, y en 1886 una curiosa publicación con un título aún más curioso, Sherryana, del experto en vinos, Frederik William Cosens, con dibujos del prestigioso colaborador de la corrosiva revista Punch, Edward Linley Sambourne.

Uno de los cuadros más famosos que tiene al vino de Jerez como protagonista central es el pintado en 1851 por el artista preferido por la reina Victoria de Inglaterra, William Powell Frith, el conocido como Sherry, Sir?, y donde una encantadora y pulcra doncella porta una bandeja de plata con un decanter de jerez y sus correspondientes copitas. Las bodegas Williams & Humbert lo adquirieron e hicieron de ella su popular y reconocible emblema de marca, The Sherry Girl. El asunto tuvo tanta repercusión en la época que uno de sus admiradores que se formó en Inglaterra, el pintor americano Thomas Waterman Wood, realizó uno casi idéntico en 1890, pero haciendo que la sirvienta fuera, claro está, una chica negra con un vistoso traje tradicional colonial. Esta obra se puede ver en el Detroit Institute of Arts.

Si esto ocurría en el siglo XIX, el clímax de estas relaciones entre arte y vino, ya entrado en siglo XX, tendrá su ejemplo más sobresaliente en la obra del español, afincado en París en 1927, Juan Gris, con una de las primeras composiciones del cubismo, The Sherry Bottle.

En un ámbito más cercano, pero no por ello menos interesante para el tema tratado son las obras de diferentes pintores de la provincia que en su amplio catálogo de obras podemos disfrutar de algún que otro título destacando el vino, sus bodegas o su paisaje. De esta manera nos encontramos al primero de ellos, si seguimos un orden cronológico, el jerezano Domingo García Díaz, que con sus cuadros descriptivos de las bodegas de González Byass nos deja documentos gráficos del estado de éstas hacia 1858, tal como haría en un estilo diferente el portuense, Juan Lara, en la ciudad vecina.

Federico Godoy, en Cádiz, y José Cruz Herrera, en La Línea, no se pueden olvidar. Este último diseñó la etiqueta de la marca Paola de Wisdom & Warter, teniendo el honor de que alguna obra suya adornen las paredes del Consejo Regulador.

Dos casos singulares son los dibujos de Teodoro Miciano que ilustrarán las Aleluyas del Vino de Jerez, composiciones poéticas breves escritas por Julián Pemartín en la década de los cuarenta, además de su composición El club de los buenos catadores, y la serie de acuarelas del creador inglés, Ralph Steadman, hizo por encargo de las bodegas de González Byass.

Si el arte de la pintura ha hecho un justo homenaje al vino del Marco de Jerez a lo largo de estos años hay que precisar en justicia que una joven bodega jerezana, pero con unas soleras únicas, Tradición, ha hecho de sus instalaciones un lugar especial para acoger a una de las mejores colecciones de arte que se puede ver en Jerez y en toda Andalucía.

In memoriam de Manolo Valle



 
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