Jerez ha tenido durante más de un siglo un papel muy importante en la creación e impresión de etiquetas para las botellas del vino que aquí se produce. Es decir, las empresas litográficas e imprentas de la ciudad alcanzaron un prestigio en creatividad y eficacia que las situaba a la cabeza de esta actividad industrial vinculada con el vino.
Una fama que franqueaba nuestras fronteras y que alcanzaría su cénit con Jerez Industrial, que a mitad del siglo pasado era considerada la mayor de las empresas españolas en el sector de las artes gráficas.
A pesar de ello no ha habido todavía ningún historiador serio que se haya metido en profundidad en un asunto de la envergadura e importancia que este aspecto tenía para la promoción de los vinos del Marco de Jerez.
El trabajo de los creativos, muchas de las veces anónimo y mal pagado, ha sido considerado por muchos, y por ellos mismos también, como algo menor y sin importancia que no entraba en la consideración de arte. Gran error.
Entre ellos destaca José Luis Torres Fernández, (Jerez 1901-Jerez, 1966), que desarrolló su labor a principio de los años 30 hasta finales de los 50. Torres que tenía su estudio en la Plaza del Mamelón fue un hombre singular, autodidacta con espíritu de bohemio, que gozó del prestigio y el respeto de los jerezanos de aquellos años.
Las más importantes bodegas de Jerez, El Puerto de Santa María y Sanlúcar, y de otras fuera del Marco, le encargaron el diseño de las etiquetas de sus más prestigiosos productos de vinos y brandies: Domecq para la Raza y Carlos V, Terry para Centenario, Agustín Blázquez para su brandy Felipe II, Parra Guerrero para el ponche Xerezano, Fernández Gao para su Sherry Royal, Luis Caballero para el Ponche Caballero, Esteban Bozzano para su Manzanilla La Pinta, J. M. Rivero para brandy Montesión, Zoilo Ruiz Mateos para su tintilla de Rota, Sancho para su Xerez Quina Monterrey, etc, etc.
Casi todas éstas salieron de las imprentas más importantes de la zona como: Jerez Industrial, Hurtado, Gráficas Andaluzas o J. M. Barroso, entre otras.
Sus creaciones, de las que hemos localizados medio centenar, eran fácilmente reconocibles por sus composiciones enmarcadas en símbolos heráldicos, blasones, orlas y escudos, llevando siempre la firma con su nombre y apellido en un solo trazo. A diferencia de la mayoría de otros dibujantes que quedaban en el anonimato; a todo lo más se ocultaban en apodos como Ponito (Juan Lara), o bien la distinguían solamente con sus iniciales como la 'M' de Miciano.
Torres se especializó en la publicidad en soporte de espejos, siendo un verdadero maestro en este aspecto. Todavía se pueden ver algunos de ellos en los tabancos y viejos bares de la zona, como el que se cuelga detrás del mostrador de La Moderna en Jerez.
En la imagen que reproducimos lo vemos caricaturizado por su amigo, otro personaje de Jerez olvidado, Aldalberto Garzón, que lo haría objeto de más de uno de sus humorísticos y acertados retratos. Estos dibujos solían quedar expuesto en el escaparate de la librería Gener, en plena calle Larga, para gozo de los transeúntes que por allí paseaban, y que posteriormente eran adquiridos por los «homenajeados» por su genial lápiz.
Desgraciadamente la mayor parte de las creaciones de José Luis Torres, ahora muy cotizadas, son difíciles de localizar debido a su dispersión, o en el peor de los casos perdidas o destruidas después de su muerte, a los 65 años de edad.
Junto a José Luis Torres habría que mencionar a una pléyade de artistas jerezanos que destacaron en el diseño de etiquetas para diferentes bodegas del Marco: Rodrigo Báez, Carlos González Ragel, Teodoro Miciano, Manuel Muñoz Cebrián, Manuel Iglesias, Ramírez, Justo Lara Ponito, Sebastián Moya Cachirulo, Juan Montes Pina, Manuel Valle, Rafael Virués, Pedro Carabante Peri, Manuel Castellano, José Ramón Fernández Lira, etc. Algunos de estos creativos trabajaron juntos en el colectivo PRO-GRA-MA (Proyecto Gráfico Mamelón). Todos ellos, desconocidos por las actuales generaciones y olvidados por las instituciones públicas y privadas, son merecedores de un justo y obligado homenaje.
