Jodido y sin vacaciones, de Joker en el trabajo para todo el mes de julio, con un marronazo de los de aúpa, y para colmo me entero por boquita de Paco Montes de Oca y el Picazo que la vamos a pasar canutas en los próximos días por mor de una ola de calor. No es para tirarse al río, a ese Guadalete infecto del que no se libra ni un pez. Ya decía yo que estas temperaturas tan agradables de las que veníamos disfrutando semanas atrás no eran más un espejismo, un querer y no poder de que el estío fuese de lo más benevolente antes de echar mano de nuevo a la chupa y a la levita de paño y raso.

Pues va a ser que no. Que el lorenzo va a apretar de lo lindo de aquí hasta que llegue la recogida de la uva y algunas semanitas más, joé. Seguro. Odio este mes, el siguiente y el siguiente. No pillo una playa desde hace tres veranos y creo que en éste tampoco va a ser, estoy más blanco que un pollo con gripe aviar, por no hacer otra comparación que hago habitualmente ante mis compañeros de barra.

El verano es para los que tienen billetes, no para el currito de diario que lo más lejos a donde puede desplazarse es aquí a lado o convencer a un amigo que me haga un hueco en el chalete de sus padres. Y es normal que me den calabazas, porque si los padres de él no le pueden dar bola, no van a admitir a otro casicuarentón que lo único que hace es ir de la casa a la playa y viceversa. Pues nada, que este verano lo tendremos que pasar como buenamente podamos y cuando haya dinero pensaremos en el próximo fin de curso periodístico para ir a Finlandia. Allí seguro que no paso caló.