No fue sólo un soldado con problemas mentales, sino cinco los que participaron en la violación y asesinato de una joven iraquí y su familia, que vivían cerca del control de carretera montado por los estadounidenses. Y la joven no tenía 25 años, sino 14. Todos esos datos revelados ayer agravan el caso que investiga el Pentágono en la localidad de Mahmudiya, así como la indignación de los iraquíes.

Hasta ahora, se había atribuido el crimen al militar Steven Green, de 21 años de edad, que fuese expulsado del Ejército por «problemas de personalidad y conducta antisocial». Dado que la acusación se presentó cuando ya había abandonado las filas, Green será juzgado en un tribunal civil, pero cuatro de sus compañeros que siguen en el Ejército han sido acusados de participar en el mismo crimen.

El caso salió a la luz durante sesiones de terapia psicológica que se le proporcionaron a la unidad tras la muerte de varios de sus compañeros. El soldado que confesó los hechos narró cómo sus compañeros le dejaron a cargo de la radio, tras planear la violación de una joven iraquí durante una borrachera. Este militar está acusado de haber faltado a su responsabilidad de denunciar los hechos, mientras que los otros cuatro han sido arrestados por violación y asesinato múltiple. Los cargos pueden suponerles la pena de muerte. Según la acusación, los soldados asesinaron a los padres de la chica y su hermana pequeña mientras Green y otro de sus compañeros la violaban, para luego matarla de un disparo. Al salir, prendieron fuego a la casa para destruir sus huellas, pero el incendio fue controlado por los vecinos.

Los documentos judiciales estiman la edad de la víctima en 25 años, los mandos militares en Irak la establecen en 20, mientras que el carné de identidad de la chica y su certificado de defunción la sitúan en 14.