Las escasas lluvias caídas en los últimos meses han afectado especialmente a un paraje muy sensible: el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). De sus cerca de 2.000 hectáreas sólo 35 están encharcadas en la actualidad, lo que representa menos del 2% de su superficie total. Según el director de este parque, Manuel Carrasco, estas pocas hectáreas encharcadas «permiten el sustento de cierta avifauna más generalista gracias al bombeo de agua, y las especies que continúan aquí son las que no requieren una alimentación específica, es decir, las menos especialistas».

Si en veranos anteriores el número de hectáreas encharcadas rondaba las 300 ó 400, la situación actual es bien distinta y el propio Gobierno de Castilla-La Mancha ya la califica de «crítica». No obstante, los responsables de este parque nacional prefieren difundir un mensaje de esperanza en el sentido de que cuando regresen las lluvias Las Tablas volverán a contar con agua y el parque recuperará su belleza.

Plan especial

Desde el Ejecutivo castellano-manchego se apunta al futuro Plan Especial del Alto Guadiana como la solución definitiva de este paraje natural, un plan que deberá ser consensuado por los gobiernos central y regional, los municipios afectados, los ecologistas y los agricultores y que, según el vicepresidente de Castilla-La Mancha, Fernando Lamata, pasará «por la recuperación ambiental, el desarrollo de la actividad económica y social de la zona y el mantenimiento de una agricultura sostenible». Y es que los miles de pozos ilegales abiertos en la cuenca del Guadiana en las últimas décadas han esquilmado los acuíferos subterráneos de los que también se surten Las Tablas.

Las Tablas de Daimiel destacan por la importancia de su fauna y flora siendo el humedal con mayor riqueza faunística del centro de la Península.