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Domingo, 2 de julio de 2006
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TOROS
Toros
'Alea jacta est'
La temporada taurina de El Puerto arranca esta tarde con el primero de los 14 festejos que llenarán la Plaza Real
'Alea jacta est'
TRADICIÓN. Exterior de la Plaza Real de El Puerto.
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Una llamada aguda de clarines, que se ha de clavar, con sus notas afiladas, en el ánimo tenso y expectante de los novilleros, se convertirá en el sonoro prólogo de una temporada taurina que hoy comienza en El Puerto de Santa María. Ciudad taurina por excelencia, su más que centenario coso servirá de inmejorable marco para los catorce festejos de que consta la presente temporada estival. Los tendidos de la vetusta y coqueta Plaza Real se verán poblado de nuevo por una afición entusiasta y fiel, que, a pesar de haber experimentado sucesivas vicisitudes y desengaños, acudirá, sin duda, con la ilusión renovada y la esperanza puesta en que, por fin en esta edición que hoy se inaugura, se escriban sobre el dorado albero portuense las páginas más bellas y exquisitas de la mejor lírica taurina, así como poder sentir la autenticidad épica de la emoción de la fiesta, a través de la casta y el poder del toro y en el arrojo, gallardía y decisión de un matador.

Tal vez, y sería motivo de albricias, algo de ello ocurra en el transcurso del devenir de las siete corridas de toros, un espectáculo mixto, otro de rejones, tres novilladas con picadores y otras dos sin caballo. A lo largo de todos estos espectáculos harán el paseíllo, salvo algunas ausencias, lo más granado de la torería actual. Los únicos toreros que repiten actuación a lo largo del ciclo son Enrique Ponce y Morante, compartiendo cartel junto a Salvador Cortés, una tarde, y con Jesuli de Torrecera, otra. Cabe resaltar la inclusión de este diestro al lado de figuras, como no podía ser de otra manera, tras su éxito en la edición anterior que le valieron diversos premios como el triunfador de la temporada. Los hierros escogidos para estos dos festejos del 23 de julio y 6 de agosto son los de Núñez del Cuvillo y Juan Pedro Domecq, cuyos ejemplares se caracterizan por su comportamiento bondadoso y noble pero que tan al límite de la casta y de la fuerza se hayan casi siempre. Lo visto de estas ganaderías en las recientes ferias de Sevilla y Jerez no configuran un augurio demasiado favorable para el éxito de esos espectáculos, pero confiemos en que las reses reseñadas para El Puerto dignifiquen su acreditada procedencia y hagan vivir a los aficionados una auténtica tarde de toros.

La primera corrida de cuatreños, prevista para el 16 de julio, presenta una atractiva terna de jóvenes matadores, César Jiménez, Salvador Vega y Matías Tejela, de tan brillante presente como esperanzador futuro. Y se cerrará el ciclo con un cartel absolutamente rematado con Rincón, El Cid y Castella. De gran interés para lo más selecto de la afición es el programa del 15 de agosto, que anuncia toros de Adolfo Martín para los valerosos Liria, Padilla y Encabo.

En cuanto a la novillería, el líder indiscutible de este escalafón, Cayetano, actuará por fin en la Plaza Real, el 5 de agosto, al lado del rejoneador Antonio Domecq y del torero Javier Conde, en una de esos festejos mixtos en los que tanto se prodiga. En este apartado hay que reseñar que Currito, triunfador en este coso la pasada temporada y que en la actual estaba anunciado dos tardes, ha presentado un reciente parte facultativo y no acudirá a su cita portuense. Sí lo harán, con la novillada de Corbacho Grande que esta tarde inaugura la temporada, los isleños Benjamín Gómez y José Caraballo, en cuyas carreras tantas ilusiones hay depositadas. También Sandra Moscoso se presentará con caballos en El Puerto, el 29 de julio, ante novillos de Camacho.

En el capítulo ganadero, una vez más se constata una tremenda monotonía en los encastes elegidos, con abundamiento de la sangre Domecq en diversas de sus variantes. Amén de los núñez de Mª del Carmen Camacho, queda la feliz excepción de los albaserradas de Adolfo Martín, que, tras la tarde tan emotiva e intensa con que obsequiaron a los aficionados el agosto anterior, vuelven este año en calidad de ansiado oasis de casta y de bravura en medio de un mar de comportamientos uniformes, previsibles y bondadosos. Además, llama poderosamente la atención la inexplicada ausencia de los toros de El Torreón, uno de cuyos ejemplares, de nombre Liviano, obtuvo unánimes trofeos al toro más bravo de la pasada temporada en EL Puerto, posibilitando un sonoro triunfo a Jesuli de Torrecera y mereciendo el indulto.

Sin Morilla ni El Juli

Este año no veremos a El Juli, como tampoco lo vimos en Sevilla ni en Jerez, ni a El Fandi, ese torero bullidor y de fácil conexión con los tendidos, ni al gaditano Canales Rivera, que con tantos seguidores cuenta en la capital, ni al local Alejandro Morilla, que con el rotundo éxito en su reciente alternativa sanluqueña, se ha hecho más que acreedor a cubrir, como sustituto, cualquier vacante que surja a lo largo del ciclo estival.

Mas, alea jacta est, los dados están en el aire. Ya sólo cabe esperar que los dedos aleatorios de la fortuna designen, pródigos y justos, a los merecidos triunfadores de una temporada que se presume apasionante, y que no haya lugar al lamento recogido por la célebre máxima taurina que tan bien resume la desazón de un mal espectáculo: el hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone.



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