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Domingo, 2 de julio de 2006
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El padre de los dos palestinos secuestrados exige el intercambio de presos
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Tenemos plena fe en Alá. Él nos ayudará a soportar esta situación. Es Alá quien nos da fuerzas en los momentos más difíciles», explica con convicción resignada, señalando con el índice hacia el cielo, Ali Abu Muammar, un hombre de 63 años, padre de seis hijos y una hija que vive en una casa nueva que se ha construido con los ahorros reunidos en los más de 30 años que trabajó en Arabia Saudí. Enfundado en una galabiya blanca, Ali se ha sentado en un cojín en el centro de una sala amplia con el suelo cubierto de alfombras rojas. Alrededor también las hay, excepto en la pared sur, donde descansan dos bibliotecas repletas de coranes y otros libros religiosos con bellas y prolijas encuadernaciones.

«Fue el 24 de junio a las 2.30 horas de la madrugada. Estaba durmiendo en el patio, que es más fresco que la casa, cuando oí ruidos. Pensé que eran ladrones pero en seguida me enfocaron a la cara para que no viera nada. Eran soldados. Me ataron las manos y los pies, me derribaron de una patada en la espalda y me dieron una paliza».

La primera operación

Ali describe con todo lujo de detalles la primera operación de secuestro que ejecutó el Ejército israelí en la franja de Gaza desde la evacuación de colonos y militares hace un año, y que fue en su domicilio, en una casa aislada, cercana a Rafah. Los soldados se llevaron a dos de sus hijos, Osama, un médico de 30 años, padre de dos niñas, y Mustafa, estudiante de Derecho y religión en la Universidad Islámica de Gaza, feudo de Hamas.

Ambos están en una prisión de Ashkelon, en el sur de Israel, y todavía no se han presentado cargos contra ellos. Sólo un día después, tres milicias palestinas secuestraron al soldado Guilad Shalit. «No deseo que le ocurra nada malo, pero para liberarlo Israel debe pagar un precio. Tienen a 9.000 palestinos en la cárcel y me parece razonable que pongan en libertad a una parte de ellos a cambio del soldado».

«Sí, estoy a favor del secuestro del soldado, incluso aunque tengamos que padecer los bombardeos de los últimos días, los asesinatos y los abusos. Los palestinos no tenemos nada que perder. Ellos nos matan continuamente y no nos dejan vivir. Israel nunca nos dará nada que no consigamos nosotros con nuestro esfuerzo. Hemos de hacer como Hezbolá, que intercambia prisioneros con Israel».



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