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Domingo, 2 de julio de 2006
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ESPAÑA
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Ciudadano Aznar
Abandonó el poder por decisión propia y abrió una nueva etapa de su vida. La historia de una adaptación de ser presidente a llevar una vida normal
Ciudadano Aznar
ACTIVIDAD. Aznar firma ejemplares de su libro en un centro comercial tras dejar la Presidencia del Gobierno.
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«Al cerrar la puerta, sin estrépito, sin despedidas, en silencio, di por cerrados los 15 años más importantes de mi vida, por el momento». Así cuenta José María Aznar en su libro Retratos y Perfiles la salida del despacho de la sede del PP el 15 de abril de 2004. Dos años después, el extraño ejemplo del presidente que abandonó el poder por decisión propia, sin esperar a la derrota, a que le echara su partido o le jubilaran, ha devenido en el insólito caso del ex gobernante que ha sabido cambiar de vida, aprender inglés a los 51 años, y que incluso se pone a trabajar para una empresa privada -News Corporation, el grupo de Rupert Murdoch-, como si lo necesitara.

Todo un cambio para las tradiciones hispanas de ex presidentes que no saben irse; Suárez llegó a fundar un partido personal, el CDS, y Felipe González cobró siete años del Congreso sin sentarse en su escaño más que cuatro veces mientras se dedicaba a actividades privadas. La ventaja de Aznar es que preparó la retirada con tiempo. Fusionó las fundaciones del centro derecha para alumbrar la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) con el fin de seguir en la política desde una especie de laboratorio de ideas para actualizar y difundir el liberalismo.

Aprendiendo inglés

En ese think-tank resultó que el único que no dominaba el inglés era el jefe. Lo que no cuenta Aznar es que al día siguiente de aterrizar en la sede de FAES de Madrid recibió en su casa de Pozuelo, a la profesora elegida para desbrozarle el camino de la lengua de Shakespeare, y que esas visitas son diarias siempre que el ex presidente no esté de viaje. Entre los colaboradores del ex presidente se atribuye a puro tesón que Aznar haya pasado en dos años de necesitar intérprete para todo a dar clases en Georgetown, en un inglés fluido, o mantener una conversación sobre asuntos económicos con el Nobel en la materia, Gary Becker. «En el avión coge su cuaderno -no el azul-, los libros en inglés y su diccionario y no para de estudiar en el viaje».

Al ex presidente le calculan sus colaboradores en estos dos años un total de 736.179 kilómetros. Ha pasado más tiempo en el extranjero que en España, exactamente 425 días. Se ha entrevistado con 55 mandatarios, de algunos de los cuales es amigo personal, como Tony Blair. La lista está encabezada por personalidades que aún no han encontrado tiempo para recibir a su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero, como es el caso de George Bush o el Papa Benedicto XVI.

Pese a esa incesante actividad, ha tenido tiempo para adaptarse a su nueva condición. Pero sigue sin renunciar a alguna de sus costumbres. Vaya donde vaya, lo hace con su bolsa de deportes. Cuentan de la primera vez que viajó a EE UU después de dejar la Moncloa, que el servicio diplomático le envío guardaespaldas para acompañarle en su footing mañanero, pero le perdieron a media carrera. Al día siguiente se presentaron los mismos, pero con bicicletas.

Pasión por el deporte

A esa pasión por el deporte debe la figura enjuta que luce y que, junto con sus pocas visitas a la peluquería, componen su nueva imagen, reconocible para los viandantes. Porque Aznar ha vuelto a caminar por la calle. Entre su círculo más próximo se cuenta la anécdota de cuando Ana Botella le mandó a comprar cosas para la casa. Y también cuando tuvo que acudir a un híper y se vio obligado a preguntar cómo se desenganchaban los carros. Pero lo más duro, dicen, fue cuando se enfrentó al móvil. Nunca lo había necesitado, para eso iba su secretaria o ayudante. Recurrió al guardaespaldas y ahora ya se maneja perfectamente.

Los diputados que pasan por FAES para saludarle comentan que le encuentran igual de preocupado, pero menos hermético. Les habla de sus nuevas pasiones: los dos nietos. Porque el ex presidente ejerce de abuelo. También les llama la atención la presencia en el despacho de un escaño deteriorado. Es el que ocupó en el Congreso hace más de 20 años. Es el pasado que tampoco quiere olvidar.



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