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Domingo, 2 de julio de 2006
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El nuevo héroe de Alemania
«Todos besamos nuestra mano de Dios», dicen los periódicos germanos
El nuevo héroe de Alemania
ÍDOLO. Lehmann detuvo dos penaltis y se ha convertido en un héroe nacional en Alemania. / REUTERS
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Jens Lehmann, que detuvo dos penaltis a Argentina en los cuartos de final, es el nuevo dios en Alemania y Jürgen Klinsmann su profeta. «Todos besamos nuestra mano de Dios», tituló ayer el 'Bild' al destacar la actuación del portero y recordar de esa manera el famoso gol de Maradona en el Mundial de Mexico de 1986. El meta es ya el nuevo héroe de la nación. Angela Merkel le rindió pleitesía ante las cámaras de televisión y el presidente Horst Köhler, en un arrebato de pasión, pronosticó que Alemania sería campeona del mundo gracias a la habilidad del portero.

«Jens Lehmann, mitad Dios», escribió la revista 'Focus' en su edición digital al hacerse eco del sentimiento que reina en el país después del sufrido triunfo ante los argentinos. Pero, en su ascenso al nirvana deportivo, el portero no recibió una bendición celestial, sino que obtuvo una valiosa ayuda terrenal. Andreas Köpke, técnico de los guardametas, ha revelado que entregó un papel a su pupilo antes de comenzar la tanda de penas máximas. Lehmann lo escondió debajo de su media derecha. En la hojita figuraban los nombres de los lanzadores argentinos y la dirección a la que habitualmente lanzan el balón.

«Lehmann sabía quién tira arriba a la izquierda o quién abajo a la derecha. Sólo hacía falta conocer quiénes iban a ser los cinco que había determinado Pekermann», confesó ayer Oliver Bierhoff, el mánager de la selección germana. «Habíamos estudiado todos los penaltis argentinos en los últimos tres años». Las observaciones escritas por Köpke eran precisas, pero obligaron al portero a consultar discretamente la lista con las instrucciones cada vez que se enfrentaba a un rival. «No sabíamos el orden. Por eso Lehmann tuvo que consultar la lista», admitió Bierhoff.

Acto de humildad

La lista elaborada por los espías de Klinsmann obró el milagro, pero el nuevo dios del fútbol alemán, en lugar de expresar su alegría ante el público que llenó el estadio o en televisión, optó por llevar a cabo un acto de humildad casi religioso. «Creo que todos esperan de mí, como portero de la selección, que gane en una tanda de penaltis», dijo.



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