Las angostas y estrechas calles del casco antiguo de Cádiz se pueden convertir en una ratonera que impida el paso de vehículos de emergencia en caso de un siniestro. Bomberos, Policía Local y ambulancias acuden a diario a atender algún incidente y, en muchas ocasiones, pierden segundos vitales por causas ajenas. Los vehículos mal aparcados son la principal causa de la demora de los cuerpos y fuerzas de seguridad, además de depósitos de escombros levantados en espacios inadecuados, o la propia concentración de ciudadanos en determinadas plazas y calles.

Por este motivo, el Consorcio Provincial de Bomberos y la Policía Local tienen implantado un protocolo de seguridad que afecta al casco histórico y a determinadas calles de la zona de Puerta Tierra que consiste en la vigilancia constante por parte de los agentes de la Policía Local para controlar el correcto estado de los accesos. Además, certifican qué calles continúan cortadas por obras y advertir, en consecuencia, a los servicios de emergencias de los cambios de ruta necesarios para desarrollar su actividad. Asimismo, y si durante el recorrido por el casco histórico, la Policía Local descubre un vehículo mal estacionado en estas vías de emergencia, inmediatamente es denunciado y retirado por la grúa municipal.

Este mismo protocolo de seguridad se realiza en la zona de Puerta Tierra. La Avenida y la Juan Carlos I son vías de tránsito fácil. Sin embargo, algunos barrios son de complicado acceso, como la barriada España o La Laguna. En estas áreas y en otras calles de estas características, la Policía Local inspecciona también la situación de los vehículos, o si existe algún obstáculo que pueda impedir el paso de los vehículo de emergencias.

Además, el Consorcio Provincial de Bomberos facilita a la Jefatura de la Policía Local de Cádiz un listado de las calles por las se puede acceder con más facilidad en caso de urgencia, a pesar de que puedan ser peatonales o de una sola dirección.

Libros perdidos

Uno de los casos especiales que hizo saltar las alarmas fue el incendio en la librería Quorum. Propietarios del establecimiento aún siguen realizando el inventario del material que se perdió tras el fuego que destrozó el almacén de la calle Cervantes la pasada semana. Aunque Pedro Rivera y José Luis Jaime cuantificaron en 15.000 los libros que podrían encontrarse en el depósito antes de que surgiesen las llamas, en la actualidad, tras un primer recuento, casi duplican este número.

Cuanto más libros perdidos, mayores son las pérdidas económicas que tendrá que afrontar esta empresa gaditana. Además, el incendio les ha obligado a cambiar la campaña de venta de libros de texto. Hasta ahora se realizaba en el comercio ubicado en la calle Ancha, donde podían almacenar libros en este patio, pero ahora los propietarios estudian trasladar la venta a otros de sus establecimientos (Quentum o La Marina).

Por otra parte, Pedro Rivera y José Luis Jaime esperan que los técnicos determinen qué provocó el incendio. Aunque estaba previsto que ayer visitasen la zona del siniestro, que no está precintada, la investigación ha sufrido un nuevo retraso.

Uno de los propietarios de la librería apunta a la posibilidad de que, presuntamente, una colilla caída de los edificios colindantes haya podido provocar el fuego. Al parecer, un vecino de la calle Sagasta advirtió que el fuego salía desde una de las esquinas del patio, no desde el centro. Según este testigo, echó agua desde su azotea para evitar el desastre, aunque, finalmente, el fuego se propagó por el almacén del Quorum.

Los bomberos tardaron más de seis horas en sofocar el incendio y tuvieron que emplear espuma (mezclada con agua) para apagar las llamas, ya que el agua por sí sola provocaba excesivo humo, lo que ralentizó la extinción.