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Lunes, 26 de junio de 2006
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CULTURA
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Del tablao al estrellato a través del cine y la TV
Sus comienzos fueron duros, llamó la atención en las pantallas y, finalmente, su voz alcanzó un enorme éxito discográfico gracias a las canciones de Manuel Alejandro
Del tablao al estrellato   a través del cine y la TV
PORTE. Su presencia en el escenario era imponente. / LA VOZ
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María del Rocío Trinidad Mohedano Jurado nació el 18 de septiembre de 1944 frente al Atlántico que baña Chipiona. Hija de un zapatero y una ama de casa, tuvo una infancia humilde junto a sus dos hermanos menores, Amador y Gloria. La afición por la música le viene desde su infancia ya que sus padres fueron grandes cantaores, aunque nunca se dedicaran profesionalmente.

La temprana muerte de su pa-dre, cuando Rocío tenía 12 años, marcó a la cantante profundamente y le obligó a heredar el oficio paterno. Además, de su trabajo en el taller, trabajó en la recolección de fruta y como costurera. La de Chipiona compaginaba este tipo de tareas con la que ya era su gran pasión: la música. Así, la joven participaba en todas las fiestas que se organizaban en su colegio, el de la Divina Pastora. Su primera actuación fue con unas canciones dedicadas a la Virgen de Regla, patrona de Chipiona, acompañada por Isidro, padre de Manolo Sanlúcar.

En 1958, con 14 años, se presentó al concurso radiofónico or-ganizado por Radio Sevilla en el teatro Alvarez Quintero, y luego el que Radio Nacional de España organizaba entre los aficionados. En ambos ob-tuvo el primer premio. En 1959, y tras vencer la resistencia de su abuelo, quien se oponía a que se dedicase al mundo del espectáculo, Rocío se trasladó a Ma-drid acompañada de su madre para iniciar su carrera como cantante. Tenía 15 años.

Después de pasar una mala ra-cha, conoce a Pastora Imperio y Gitanillo de Triana, para los que trabajó en el tablao El Duende. Tambien conoce a Concha Piquer, aunque su encuentro no fue muy grato para Rocío. Poco después, Manolo Caracol se la llevó a Los Canasteros. A finales de los años 60 llegaron los primeros éxitos, como el obtenido con el espectáculo Pasodoble en el teatro de la Zarzuela de Madrid. Con canciones como Un rojo clavel y Tengo miedo, del maestro Clavero, una Rocío veinteañera empezaba a hacerse popular y querida.

Su torrente de voz atraía a quien la escuchaba. Además, la sensualidad que ponía en el escenario revolucionó el mundo de la copla. A medida que avanzaba su carrera abandonaba el clásico vestido de volantes y lunares para vestir, cada vez más a menudo, espectaculares y atrevidos trajes de noche o de fiesta.

La admiración que causaba la cantante entre el público hizo que pronto debutara en el cine. Fue con la película Los guerrilleros, de la mano de Manolo Escobar. Una chica casi decente, Proceso a una estrella, La querida, La zapatera prodigiosa y -bastantes años más tarde- La Lola se va a los puertos y El amor brujo fueron otras de las cintas con las que se la vio en el cine. Hizo también una colaboración en una película titulada En Andalucía nació el amor, junto a El Cordobés y Juan Luis Ga-liardo. El teatro también tentó a la cantante y, como no, la televisión, donde ya intervenía en multitud de galas. La belleza de la joven cautivaba a todo el mundo y, si en 1967 fue elegida Lady España, un año más tarde obtuvo el tercer puesto de belleza en el concurso Miss Europa. Poco a poco fue dejando de lado el cine para centrarse en la canción.

Así, inició una etapa artística de grandes éxitos musicales. La explosión llegó cuando formó un excelente tándem con el compositor Manuel Alejandro, de donde nacieron canciones tan conocidas como Si amanece, Lo siento mi amor o Sevilla mora.

El 21 de mayo de 1976 contrajo matrimonio con el campeón mundial de boxeo Pedro Carrasco en el Templo de la Virgen de Regla, imagen por la que Rocío siempre ha sentido una gran devoción. Su pueblo entero salió a la calle para aclamar a la pareja. Un año más tarde nacía la única hija de la pareja, Rocío Carrasco Mohedano.

Después de casarse, la cantante obtuvo uno de los mayores éxitos de su carrera con el disco De ahora en adelante. Pero la vida le volvería a jugar una mala pasada y, en junio de 1978, un cáncer de páncreas, el mismo que ha padecido, se llevó a su madre.

Rocío se sumió en una gran tristeza pero sacó fuerzas de flaqueza para continuar con su ca-rrera. Así, poco después salió a la luz su disco Señora, que la consolidó en lo más alto del panorama musical y un par de años más tarde, Como una ola, quizás su mayor éxito comercial.

En abril de 1989 presentó Punto de partida, un disco con letra y música de Juan Pardo que supuso un giro de noventa grados en su trayectoria artística. Fuera de España, los éxitos perseguían a Rocío Jurado, tanto en países americanos como en Europa, actuando en escenarios como el Madison Square Garden de Nueva York, el Beethoven Hall de Bonn y el Centro Kennedy de las Artes Interpretativas de Washington, entre otros.

Pedro Carrasco y Rocío Jurado parecían una de las parejas más sólidas del panorama artístico na-cional, pero los continuos viajes de la cantante, obligada a dedicar mucho tiempo a su carrera, hicieron que su matrimonio se fuera resintiendo y en julio de 1989 ratificaron su separación matrimonial.

Tras la ruptura, la artista se volcó aún más en su carrera. Así, con motivo de la Expo'92 estrenó el espectáculo Azabache, con el que se inauguró el auditorio de Sevilla, del que llegó a hacer casi cuarenta representaciones. Se trataba de un homenaje a la copla, donde compartía escenario con algunas de las más grandes: Imperio Argentina, Nati Mistral, Juana Reina y María Vidal.

Este mismo año Rocío conoció al torero José Ortega Cano. El diestro y la cantante se casaron ante 1.600 invitados en su finca La Yerbabuena el 17 de febrero de 1995. A finales de 1999, la pareja adoptó dos niños de origen co-lombiano José Fernando y Gloria Camila, que trajeron una renovada alegría al hogar de la madura pareja.

Rocío también era ya abuela de dos nietos, Rocío y David, fruto de la polémica relación entre su primogénita y el ex guardia civil Antonio David Flores.

A pesar de que han sido mu-chos los disgustos que ha tenido que sufrir en su vida, Rocío ha sacado fuerzas de flaqueza para llevar adelante a su familia.

La más grande, como muchos de sus admiradores le llaman, continuó cantando -su último disco, Yerbabuena y nopal, cosechó un considerable éxito en España y Latinoamérica- y también dando que hablar a los programas del corazón. Su vida y su obra han hecho correr ríos de tinta. Los mo-mentos más felices de su vida, pero también los más tristes, han ocupado, hasta el final de sus días, las portadas de todas las revistas del papel couché. En agosto de 2004, la de Chipiona fue sometida a una complicada operación en la Clínica Monte Príncipe de Madrid que dio lugar a todo tipo de especulaciones sobre ciertas enfermedades graves. Lo cierto es que la salud de Rocío Jurado siempre ha sido inestable y la cantante ya había pasado en muchas ocasiones por el hospital. Padeció nódulos en la garganta, fuertes hemorragias que a punto estuvieron de costarle la vida, alergias, depresiones y diversas afecciones en las cuerdas vocales.

El 17 de septiembre, finalmente, llegó la confesión pública: la cantante de Chipiona admitió en una multitudinaria rueda de prensa que padecía un cáncer de páncreas. Poco después se trasladaría a Houston para someterse a un tratamiento.

El 11 de diciembre de 2004 regresó a España desde Estados Unidos, donde viajó al menos, dos veces más durante 2005.

Su ultima aparición en un escenario data del 20 de diciembre de 2005, cuanto TVE emitió el especial Rocío... siempre, que la chipionera se empeñó en grabar por encima de todas las circunstancias. Durante el programa, la chipionera se emocionó en varias ocasiones e interpretó nueve duetos con cantantes como Lolita, Chayanne o Raphael.

El pasado 23 de enero, Rocío Jurado viajó al Centro Oncológico MD Anderson de Houston (Texas) para una revisión por el tratamiento del cáncer de páncreas. El día 25 tuvo que ser intervenida de urgencia y trasladada a la UCI a raíz de una reacción alérgica a un medicamento de quimioterapia administrado.

A Houston, donde la cantante está acompañada por su marido, José Ortega Cano, y su hija, Rocío Carrasco, se trasladaron también sus hermanos, Amador y Rocío, así como muchos miembros de su familia política.

Parientes, amigos, sus paisanos gaditanos y los compañeros de profesión han vivido desde entonces entre el temor y la esperanza. Todos los que han dado ánimos a la gran voz gaditana de la copla se rindieron ayer al dolor, cuando el desenlace se tornó irreversible. Descanse en paz la inmortal leyenda chipionera de la copla. Su obra le so-brevivirá.



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