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Sábado, 17 de junio de 2006
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«Vuelvo para hacer lo que quería, pero no sé si sabré hacerlo»
A pesar de que «detesta» el turismo, presentará un espacio de viajes en Telecinco que aún está en «fase embrionaria»
«Vuelvo para hacer lo que quería,  pero no sé si sabré hacerlo»
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«Detesto el turismo». Aunque parezca una contradicción, son palabras de Javier Sardá, que regresa a la pequeña pantalla con un programa de viajes que dirigirá y presentará en Telecinco. El popular periodista está convencido de que las cosas vistas de lejos parecen distintas, y con esta filosofía cumplirá su deseo de mirar a España desde el exterior y contarlo después en televisión, en un espacio que él mismo reconoce le cuesta describir porque todavía está en «fase embrionaria».

De lo que no hay duda es que será un formato de viajes con el sello personal de Sardá, que saldrá fuera para ver si «en otras culturas y civilizaciones hay Acebes y Zaplanas; si en Terranova hay tenientes alcaldes liposuccionadas que están en la cárcel; y si en Mongolia existe una emisora como la Cope y lavabos como los de Roca, con mirós y tigres». Después de tantos años de «rabiosa» televisión y radio en directo, el comunicador catalán está inmerso en un «privilegio periodístico» que le permitirá grabar material, elaborarlo, montarlo, editarlo y emitirlo.

A Sardá, que ha ganado algunos kilillos y luce bronceado, se le han acabado las vacaciones. El conocido periodista, que abrió La ventana en la Ser y triunfó con Crónicas marcianas, no da muchos datos sobre su nueva misión en Telecinco: todavía no tiene nombre y, en principio, constará de 14 ediciones de una hora de duración cada una. También adelanta que su periodicidad será semanal y que aún no tiene cerrada ni su fecha de estreno, previsiblemente en abril, ni su ubicación horaria.

Solo ante el peligro, sin contertulios ni colaboradores, Sardá reconoce que está «acojonado» porque esto no lo ha hecho nunca. La idea es ver cómo se siente España desde fuera a través de extranjeros y también de españoles que viven a miles de kilómetros de su tierra. Entroncado con los programas de viajes tradicionales, el nuevo espacio incluirá una parte «creativa», con situaciones especiales y buscando la espectacularidad.

China, Japón, Australia y alguna zona conflictiva son, entre otros, los lugares a los que se trasladará el periodista para contar lo que ve. «Será el mismo Sardá haciendo algo a lo que no pudo decir que no porque era lo que quería hacer. Vuelvo porque estoy convencido. Nos atrevemos con algo muy difícil y sobre lo que tengo dudas porque no sé si lo sabré hacer. Ese es el reto», confiesa.

Lo de Sardá es el plató y las entrevistas, pero se va a poner «una camisa de once varas» que nadie le ha pedido, según sus palabras, por lo que si el espacio no funciona «será nuestra responsabilidad. Espero no defraudar». El periodista se va a complicar la vida con un producto en el que tiene que viajar a pesar de que «detesto el turismo». «Viajar sólo me interesa porque voy a hacer este espacio», reconoce este consumidor de tele, cine, libros y radio, que de mayor quiere ser «contertulio».

Malos rollos y tensiones

Feliz con su actual vida -se ha casado, se levanta muy pronto y se acuesta temprano-, Sardá, que ha fichado a Ferrán Cera, que viene del espacio de viajes que Mikimoto conduce en TV3, se confiesa un mal espectador «porque soy muy benévolo. El hecho de que alguien se ponga delante de la cámara me produce una solidaridad mecánica inconsciente. Eva Hache y Buenafuente son fantásticos». Más que los programas, le sacan de quicio los informativos. «Hay noticias para crear malos rollos y tensiones, y se da una frivolidad innecesaria en los temas políticos».

Sardá estuvo escoltado por Paolo Vasile, consejero delegado de la cadena; Manuel Villanueva, director general de contenidos; Alberto Carullo, director de Antena; Toni Cruz, de Gestmusic; y Ferrán Cera, productor ejecutivo de la nueva aventura. Vasile declaró que nunca dudó de la vuelta de Sardá a Telecinco y también que por su cabeza no pasó recuperar Crónicas. Recordó que en una comida que tuvo con Sardá éste le comentó que no se veía en un plató maquillándose, peinándose y mirando la audiencia al día siguiente: como es un profesional «extraordinariamente afortunado», Vasile le tranquilizó y le dijo que no le iba a pedir que hiciera un programa en televisión.



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