Para confirmar que la capacidad de sorpresa en este Jerez de nuestros amores no tiene límites, he tenido conocimiento de la creación de una «Comisión pro-monumento ecuestre a Álvaro Domecq y Díez», formada por ciudadanos de diversa procedencia social y profesional. El citado monumento se pretende erigir en un lugar relevante de nuestro espacio público. Tengo la completa seguridad de que las personas que promueven esta idea, en uso de su libertad, tendrán razones más que suficientes para involucrarse en dicho proyecto. Yo, personalmente, discrepo, pues si analizo la semblanza del personaje al que se pretende honrar, no veo razones suficientes para que nos salude sombrero en mano desde cualquier arteria importante de nuestra ciudad.

Hay que recordar que Álvaro Domecq y Díez, detentó la alcaldía de Jerez (1952-1957) y la presidencia de la Diputación Provincial (1957-1967) en plena dictadura franquista, aquel régimen vergonzoso y vergonzante surgido del golpe de estado del 18 de julio de 1936 y la posterior guerra civil. No era España en aquella época precisamente el jardín de las delicias.

En el presente año se conmemora el 75 aniversario de la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931. El próximo 18 de julio se cumplirán 70 años del golpe de estado que subvirtió el régimen legal y democrático de la República. El 15 de junio de 2007, se conmemorarán 30 años de las primeras elecciones libres en España, desde el 16 de febrero de 1936. Por todo ello, y en uso de mi libertad, propongo con la esperanza de encontrar respuesta en la ciudadanía de Jerez, que se erija un monumento o grupo escultórico a los alcaldes de nuestra ciudad, que ejercieron su labor durante la Segunda República Española.

Las personas que tuvieron tal alta dignidad fueron las siguientes: El asidonense Manuel Moreno Mendoza (15-4-1931/19-12-1931) de Alianza Republicana; el tarraconense Francisco Germá Alsina (23-12-1931/8-4-1933 y 21-2-1936/13-3-1936), de Alianza Republicana y posteriormente de Izquierda Republicana; Juan Narváez Ortega (6-5-1933/ 4-9-1935) de Alianza Republicana y después del Partido Republicano Radical; Manuel Díez Hidalgo (4-9-1935/21-2-1936) del Partido Republicano Radical; el mallorquín Antonio Miguel Oliver Villanueva (13-3-1936/19-7-1936) de Izquierda Republicana. Este último nos legó un gran ejemplo de dignidad, responsabilidad y categoría moral, estando sentado en el sillón de la alcaldía de Jerez, cuando a las 2 de la madrugada del 19 de julio de 1936 se presentó en el Ayuntamiento el militar golpista Antonio Mínguez Ibáñez.

La defensa de la legalidad republicana le costó la vida a Oliver que fue vilmente asesinado en la madrugada del 24 de agosto de 1936. En aquellos momentos detentaba la alcaldía de Jerez el militar rebelde Bernabé Rico Cortés de infausta memoria para los familiares de los que fueron víctimas de la represión y terror sistemático que pusieron en marcha aquellos «salva patrias».

Ninguno de los alcaldes republicanos citados, tienen colgado sus retratos en la galería del Ayuntamiento de Jerez después de 27 años de corporaciones democráticas, aunque están todos los de la etapa franquista, a excepción, afortunadamente, de Bernabé Rico Cortés, pues en el caso contrario, muchos familiares de los jerezanos reprimidos y ejecutados en el verano de 1936, estarían «jurando en arameo».

A estas alturas de mi vida, nadie me edulcorará o reescribirá nuestra historia reciente, ni creo que me pueda afectar el síndrome de Estocolmo. Y por supuesto nadie me hará claudicar de mis escasas certezas. La verdad nos hará libres y la incultura es la mayor enemiga de la libertad. Mi memoria es tozuda y se empeña en no prescribir.

Susana González Borrás. Jerez