Los agricultores de la provincia no se mostraron ayer muy satisfechos por la tromba de agua caída desde la noche del jueves y explicaron que estas precipitaciones apenas alivian la grave situación por la que están pasando los cultivos por la sequía de los últimos meses, sino que más bien perjudican a todos los que están en pleno proceso de recolección.

El responsable de cultivos de COAG Cádiz, Ángel Ruano, se lamentó ayer de que estas lluvias «harán perder calidad a los cereales y la remolacha de secano». Especialmente grave es el caso de la remolacha, que con este agua pierde grados de polarización (nivel de sacarosa), por lo que los agricultores tendrán que paralizar durante unos días la campaña para que recupere los niveles aceptables para que el cultivo sea rentable para el productor.

Algo parecido apuntaron desde los servicios técnicos de Asaja Cádiz, cuyos responsables destacaban ayer que «la lluvia ha llegado de forma tardía y el campo está actualmente en un ciclo en el que a la mayoría de los cultivos no les beneficia estas precipitaciones que, sin embargo, hubieran sido muy necesarias hace un mes».

Las organizaciones agrarias coincidieron en destacar que las zonas en las que más había llovido en estos días han sido la Campiña de Jerez y el Campo de Gibraltar, donde ayer incluso cayeron grandes granizos que causaron daños en los cultivos cítricos.

En el caso de la comarca gibraltareña, la lluvia también va a provocar un parón en la campaña de saca de corcho. Y es que, como explicaron desde Asaja, la lluvia causa daños importantes de cara a las próximas cosechas en los árboles a los que ya se les ha extraído la corteza y tienen expuesta la capa madre. Por eso, con la lluvia, hay que paralizar el proceso de la saca, con el consiguiente aumento de costes.

Algo mejor le ha venido la lluvia al algodón, al que el agua le ayudará a luchar contra las plagas y que hará ahorrar riegos a los agricultores, o al girasol de secano, que ya está bastante crecido pero al que siempre favorecen estas precipitaciones.

Lo mismo ocurre a los olivos de la Sierra, aunque allí apenas han caído algunas gotas en las últimas horas.

También han salido beneficiados los ganaderos, que gracias a esta agua verán como los pastos aguantarán verdes al menos diez días más, por lo que podrán retrasar el momento en el que empiecen a dar de comer piensos a los animales.