Fue un trece de septiembre de 1979, jueves, cuando el sol desapareció del cielo de Jerez a mediodía. Una tormenta con aparato eléctrico comenzó a desembuchar agua durante una hora y algo más dejando a la ciudad al borde del caos. Fueron 180 litros por metro cuadrado. y los más perjudicados los vecinos de las casitas bajas de la Asunción, que tuvieron que refugiarse en la Casa Consistorial por miedo a que el río se desbordará, sesenta familias en total. Las casas quedaron completamente destruidas y el Ayuntamiento tuvo que realojarles en viviendas prefabricadas. La ciudad era un mar y nadie se explicó entonces, ni ahora, cómo la meteorología pudo ser tan destructora con Jerez. No fue lo de Bilbao cuatro años más tarde, pero lo justo para dejar una ciudad maltrecha.