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Domingo, 4 de junio de 2006
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Referencia mundial de la navegación a vela
Cádiz recuerda al navegante y arqueólogo Carlos Etayo Elizondo fallecido recientemente en su Navarra natal
Referencia mundial de la navegación a vela
TRAVESÍA. Pesca de un tiburón para el avituallamiento durante el primer gran viaje en 'La Niña II'.
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El teniente de navío de la Armada Española, Carlos Etayo Elizondo, falleció a los 85 años en la localidad de San Adrián de Palmas, en su Navarra natal, el 26 de mayo. Este marino, considerado una autoridad internacional en el campo de la navegación con carabela, mérito obtenido por las numerosas travesías que realizó con réplicas de estas embarcaciones, fue también un gran experto en arqueología naval.

Dentro de la Armada Española obtuvo la graduación de teniente de navío y fue condecorado con la Cruz del Mérito Naval de primera clase, comendador de la Orden de Isabel La Católica y de la Orden venezolana Vasco Núñez de Balboa, entre otras. Su último destino militar fue en la motonave La Mancha en 1957, recorriendo puertos de Asia como Singapur o Filipinas.

La pasión de Etayo por el mar, la aventura, la era de los grandes descubrimientos y la arqueología naval, hicieron que abandonase la Armada y se dedicase a dar rienda suelta a su afición. Su primer proyecto fue la construcción de una réplica de la carabela La Niña de Cristóbal Colón. Bautizada como La Niña II, Carlos Etayo realizó en 1962 el viaje que hizo Colón, partiendo desde Huelva hasta Santo Domingo. El trayecto desde Las Palmas hasta San Salvador, que al marino genovés le ocupó 33 días, lo completó en 75 debido a una avería en el timón. Entre 1965 y 66 construyó la carabela Olatrane-Sanlúcar, subsanando los fallos de La Niña II, con la que cruzó el Atlántico, el Canal de Panamá y llegó a Acapulco. En 1971 hizo pruebas con el carabelón Algarve desde San Sebastián a Ribadesella para confirmar sus teorías sobre navegación y arqueología naval.

Autofinanciado

En 1992, con La Niña III realizó la travesía hasta América para celebrar el 5º centenario del Descubrimiento. El proyecto estuvo a punto de fracasar varias veces debido a la falta de medios económicos. Etayo además no acabó muy satisfecho con la construcción de La Niña III. En 1993 hizo la travesía de Cádiz a Canarias.

En 1998, con 77 años, fue capaz de llevar la misma nave desde Canarias hasta la Expo de Lisboa, demostrando la capacidad de su embarcación para navegar contra los vientos Alisios. Esta última gesta fue objetivo de un homenaje que le brindó Portugal.

Hombre católico y de arraigada tradición carlista, no sólo fue capaz de reproducir los barcos de Colón, sino también de recrear la forma de vida a bordo de los mismos, como los hábitos alimenticios, y prescindiendo de instrumentos modernos de navegación como la radio en incluso los relojes.



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