Alan García, de 57 años, dice ha-ber ganado experiencia que le ayudará a no repetir errores de su anterior mandato, que dejó al país sumido en una profunda crisis económica institucional (la hiperinflación era del 7.000%) y con la violencia de la guerrilla de Sendero Luminoso campando a sus anchas. Sustituido por Alberto Fujimori, fue acusado de corrupción y se refugió primero en Colombia y luego en París. En 2001, una vez que El chino cayó en desgracia y huyó a Japón, regresó al país donde se enfrentó a Toledo en las elecciones, llegando a pasar a segunda vuelta.

Estudió Letras en la Universidad Católica de Lima, Derecho en la Universidad Mayor de San Marcos, un doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid y estudios de Sociología en la Sorbona de París. Ha pasado por varios cargos en el APRA hasta lograr la nominación que lo llevó al poder desde el que favoreció un boom económico con medidas populistas y elevado gasto público. Cuando el dinero se acabó llegó la crisis y la caída en picado de su popularidad.

Se ha casado en dos ocasiones, tiene cuatro hijos y ha publicado 10 libros. Se identifica con el estilo de gobierno de los mandatarios de Argentina, Néstor Kirchner; el brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva; y la chilena, Michelle Bachelet. Y critica al cubano, Fidel Castro; al boliviano, Evo Morales; y a Chávez. Precisamente el apoyo del venezolano a Humala, calificado de «intromisión» por el Gobierno de Toledo, ha sido uno de los ejes de su campaña.

Apoyo de Chávez

Según García, Chávez ha dado dinero y ha enviado a decenas de venezolanos para apoyar a su rival. «El señor Humala, golpista y asesino de policías, leería tener la entereza de saber perder sin ensuciar la democracia peruana, sin inmiscuir al dictador Chávez en nuestra política y nuestra democracia», declaró el aprista.

La crisis entre los gobierno de Perú y Venezuela se profundizó el mes pasado, cuando Lima retiró a su embajador de Caracas después de que Chávez llamara a Toledo «cachorro del imperio» y lo unía a Alán García al definirlos como «caimanes del mismo pozo». Chávez ha reiterado: «Le pido a Dios que (García) no sea presidente, ojala que Dios me oiga, el irresponsable, demagogo, embustero y el ladrón que es, porque es un verdadero ladrón». Y adelantó que romperá relaciones diplomáticas con Perú si García gana la segunda vuelta.