Era su objetivo y lo cumplió. Michael Schumacher llegó con muchas ganas al Gran Premio de Europa, en un circuito que conoce a la perfección, el de Nurburgring, delante de más de 120.000 espectadores, con unos neumáticos Bridgestone que estuvieron siempre a la altura de las circunstancias, y un peldaño por encima de los Michelin. Sin duda, esa última fue la clave del triunfo del alemán, como además reconoció Fernando Alonso tras la carrera.

En el dúo Ferrari- Bridgestone había más ganas que nunca de volver a ganar tras la victoria conseguida hace quince días en San Marino. El kaiser cruzó la meta en primera posición, con Fernando Alonso, Felipe Massa y Kimi Raikkonen a menos de 5 segundos de distancia. En el podio, dos Ferrari y entre medio de ellos, Alonso, que lleva once Grandes Premios sin bajarse de él.

Se trata de la 86ª victoria de Michael Schumacher y la segunda consecutiva, lo que le sitúa cómodamente en el segundo lugar del Mundial de pilotos con 31 puntos, a 13 de Alonso, que sigue en cabeza con 44. Gracias a los 10 puntos que marcó el alemán, más los 6 obtenidos por su compañero, Massa, Ferrari sube a la segunda posición de la clasificación de constructores y desbanca a McLaren, aunque Renault continúa en cabeza.

Éxito merecido

El éxito de Schumacher fue muy merecido, ya que a pesar de tomar la salida por detrás de Alonso pudo superarle en los boxes después del segundo repostaje. Entró a cambiar ruedas y poner gasolina tres vueltas más tarde que el asturiano y fue ahí donde se fraguó la victoria, ya que de nuevo, y como repetición de Imola, las tres últimas vueltas de los Bridgestone permiten al Ferrari 'volar' y acumular una ventaja importante para preservar su primera posición. Ahora que todos hablan del futuro de Schumacher en la F1, quizás estas dos victorias consecutivas le hayan hecho cambiar de opinión y recapacitar sobre su futuro en esta especialidad, en la que pocos récords le quedan por batir. La continuidad del alemán está casi garantizada y sólo falta por saber si será por uno año o dos.

Ferrari es un equipo que, gracias a cerebros como Jean Todt, su director, Ross Brawn, el director deportivo, y el propio Schumacher, es capaz de ganar hasta en situaciones inverosímiles. Y en Nurburgring consiguió colocar a sus dos pilotos en el podio, algo que parecía impensable a comienzos de la presente temporada. Los neumáticos Bridgestone, que tantos quebraderos de cabeza les dieron el año pasado, esta temporada han mejorado sensiblemente y corren como en el 2004, cuando también se podían cambiar en carrera.

Michael salía por detrás de Fernando Alonso en la parrilla y eso era un gran inconveniente, por lo que en Ferrari trabajaron para decidir qué estrategia podría darles la victoria final. La pensaron, la llevaron a cabo y les surtió efecto. Una de las opciones que tenían los hombres de Ferrari era superar a Fernando en la salida, pero no fue posible. La del asturiano, como es habitual en él, fue excepcional, sin fallos, y pasó por la primera curva como líder, con Michael por detrás, Massa, Button, Raikkonen, Trulli.... Pero de repente el coche de seguridad salió a la pista: Liuzzi había dañado su alerón delantero en una colisión con Coulthard, en la que ambos quedaron eliminados. El coche de seguridad apenas permaneció una vuelta en pista, y ahí se pudo ver como Fernando trataba de despistar a Michael, con paradas y acelerones intermitentes. En la reanudación, Alonso mantuvo el tipo a Michael, y el asturiano marcó la primera vuelta rápida de carrera, pero Michael lo hizo en la siguiente, y así sucesivamente.

Alonso y Schumacher eran los hombres fuertes de cabeza, aunque no podían despistarse, ya que Massa, que en la salida dejó a Michael el paso libre en la primera curva, desde la tercera posición rodaba muy cerca de su jefe de filas, y lo mismo Raikkonen, que superó a Button y subió al cuarto lugar. Los cuatro hombres de cabeza se despegaron del resto.

Repostajes y gomas

La vuelta rápida que realizó Alonso el sábado en la calificación fue lograda con 10 kilos menos de combustible que la de Michael, y eso supone en esta pista casi cuatro décimas de segundo. Fernando entró a boxes por primera vez en la vuelta 17, y justo detrás de él lo hizo Felipe Massa. Puso neumáticos nuevos, y sus mecánicos emplearon 7,6 segundos en llenarle el depósito. Una vuelta más tarde entró Michael Schumacher, tardó 7,9 segundos, y salió por detrás de Fernando. El asalto inicial estaba ganado para el asturiano.

Los hombres de Renault respiraron profundamente, ya que la primera prueba había sido superada. Fernando rodaba por detrás de Raikkonen, que entró unas vueltas después en su box, y el asturiano mantuvo a Schumacher a más de dos segundos de distancia. Pero pronto el alemán se le acercó, marcando vueltas rápidas, justo cuando Fernando hizo su segunda entrada en boxes. La diferencia entre los dos en ese momento era muy poca, de tan sólo 1,2 segundos. Fernando empleó 8,8 segundos en el repostaje y cambio de neumáticos, y un total de 25,2 segundos desde que entró en el box y salió. Lo hizo por detrás de Raikkonen, con Michael ya en cabeza.

Esos momentos iban a ser claves para los hombres de Ferrari, Michael tenía que pisar a fondo el acelerador para separarse lo más posible de su rival. Y así lo hizo. Marcó la vuelta rápida de carrera y, además, logró mantenerse en pista tres vueltas más que Fernando, lo que le dio una ventaja suplementaria. En esa fase de su vida útil, los Bridgestone son muy superiores a los Michelin, y el Ferrari volaba. Arañaba décimas al Renault de Alonso, y eso que el propulsor de Fernando era nuevo y el de Michael estaba en su segunda carrera.

Los diez kilos de más que llevaba Michael en su monoplaza le permitieron estar en pista tres vueltas más, que fueron decisivas. En la 41, Michael entró en su box y sus mecánicos sólo tardaron 6,8 segundos, lo que suponía dos segundos menos que Fernando. Suficiente para poder colocarse por delante de él. Y así fue. El alemán se situó delante de Fernando con casi 6 segundos de ventaja. En el total de la parada Schumacher tardó 23.7 segundos. Ahí recuperó dos segundos a Alonso y casi tres en las vueltas previas a la entrada al garaje, lo que sirvió al piloto alemán para poner los mimbres de una victoria más fácil de lo que podía pensar.

La carrera estaba ya perdida para Fernando, y fue entonces cuando decidió levantar algo el pie. «Decidí bajar de revoluciones para pensar en Barcelona», comentó Fernando. Hay que tener en cuenta que el motor que Alonso utilizó en la pista alemana tendrá que usarlo también esta semana en el G.P. de España, mientras que Schumacher estrenará uno nuevo.

Las últimas vueltas fueron vividas con gran tensión desde los boxes. Pero no ocurrió nada inesperado. Michael afrontó las vueltas finales más despacio, mientras que Fernando veía cada vez más cerca de su retrovisor a Massa, y lo mismo le ocurría a éste con Raikkonen, al que llegó a tener pegado.

Cambia el panorama

El resultado de los dos últimos Grandes Premios ha dado un cambio importante al panorama de esta temporada. Si en los comienzos parecía que Raikkonen iba a ser el gran rival de Fernando, ahora, con el resurgir de Ferrari, los Renault tendrán que dar un gran paso adelante si no quieren que los de rojo les pisen los talones. Lo mismo le ocurre a los 'flechas de plata', que han perdido la segunda posición y ahora se encuentran a 8 puntos de Ferrari. Ahora todo va a depender de cómo evolucione el Renault frente al Ferrari, que se ha convertido en la bestia negra este año para Alonso, y es que los coches rojos cuentan con la ventaja de los Bridgestone. La próxima carrera se disputará en Montmeló el domingo que viene y allí Schumacher querrá aguar la fiesta a los miles de aficionados que jalearán a Alonso.