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Sábado, 29 de abril de 2006
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La caótica votación del Senado italiano pone en evidencia la debilidad de la mayoría de Prodi
No logra imponer a la primera su candidato a presidir la Cámara y la elección seguía anoche tras un escrutinio delirante
La caótica votación del Senado italiano pone en evidencia la debilidad de la mayoría de Prodi
EJEMPLO. Andreotti vota para la elección del Senado. / REUTERS
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La primera sesión del Senado italiano, tras las elecciones de los pasados días 9 y 10, fue la más caótica y confusa de la historia moderna del país y, de hecho, aún continuaba ayer al cierre de esta edición. El único cometido de la jornada era elegir el presidente de la Cámara, un trámite que constituía el primer examen a la exigua mayoría de La Unión de Romano Prodi en esta cámara, de sólo dos escaños.

Lo que ocurrió, al margen del resultado final que se esperaba de madrugada, puso en evidencia que Prodi sufrirá y mucho en los cinco años de legislatura que tiene por delante. Su mínima ventaja es tan delicada y voluble que en ocasiones, como ayer, puede evaporarse por las más diversas razones y poner en crisis al Gobierno. En concreto, y aunque parezca increíble, ayer fue por... un error de escritura en algunos votos.

El candidato de Prodi, Franco Marini, no obtuvo a la primera la mayoría absoluta necesaria, aunque en teoría la tenía, y se quedó a falta de cinco votos. La segunda votación pasará a los anales del Senado: Marini llegó por fin a la cifra mínima de 162 votos, pero tres papeletas dudosas, por estar mal escrito su nombre (Francesco en vez de Franco), dejaron al aula en vilo. ¿Qué hacer? En una solución salomónica, se decidió repetir esta segunda votación, una decisión sin precedentes en la democracia italiana. La tercera prevé una mayoría simple, pero el reto para las fuerzas justas de Prodi era afianzar su mayoría absoluta. Y lo cierto es que, 12 horas después del inicio de la sesión, aún no lo había logrado.

Inicio

Esta larga jornada había comenzado a las diez de la mañana. La premio Nobel de Medicina, Rita Levi Montalcini, la más anciana, rechazó presidir la sesión por no sentirse preparada, y visto lo que ocurrió después, hizo muy bien. Fue sustituida por el ex presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, a quien tocó dirigir el inicio de legislatura más tormentoso que se recuerda. El sistema de voto hizo que durara más de dos horas: cada senador era llamado por su nombre, se introducía en una cabina electoral con cortinas colocada en el estrado, escribía el nombre de su candidato en una papeleta y luego la depositaba en un cesto.

Por teléfono

El primer escrutinio ya marcó un fracaso para Romano Prodi, que aspiraba a ventilar el trámite a la primera con 163 votos, uno más de los necesarios. Sin embargo, los números revelaron que no había hecho bien las cuentas o no se podía fiar de algunos de sus colegas. Franco Marini obtuvo 157 votos, pero necesitaba 162 para la mayoría absoluta. Es decir, hubo seis senadores del centroizquierda que faltaron a la disciplina, aunque tal vez fue por error: hubo votos extraños para Franco Marino, Franco Mariti, Giulio Marini o a Marini a secas, pero hay dos senadores con ese apellido.

Fue el aviso de lo que sucedería luego y anoche no se disipaban las dudas de que fueran errores intencionados. En el centroderecha, Andreotti consiguió 140 votos, porque la Liga Norte, alérgica a los democristianos, dio sus 15 votos a Calderoli en la primera votación, aunque luego volvió al redil. La inquietud cundió en las filas de Prodi, que no estaba en el Senado, porque es diputado, y siguió el drama por teléfono.

La segunda votación comenzó a las 16.30 y dos horas después empezó el espectáculo. Mientras se hacía el recuento en voz alta, el centroizquierda estalló de júbilo cuando Marini alcanzó la ansiada cota de los 162 votos. Todo fueron abrazos, felicitaciones, incluso desde el centroderecha, hasta que se comprendió que algo no marchaba.

El desconcierto se adueñó del aula, y casi todos los senadores bajaron al hemiciclo. Al final, se convocó la nueva e inédita votación a las 20.15, pero luego se retrasó a las 22.00 horas, porque muchos se habían ido a casa. Levi Montalcini, de 97 años, toda una señora, dijo que seguiría hasta el final.



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