El ya ex director de la Guardia Civil Carlos Gómez Arruche aseguró ayer que su destitución fue pactada con el presidente del Gobierno, antes incluso de que José Luis Rodríguez Zapatero remodelara su gabinete el pasado 7 de abril. El general del Aire se despidió ayer del Cuerpo en Valdemoro, en el cuartel más emblemático de la institución armada, al mismo tiempo que el Consejo de Ministros aprobaba el nombramiento de su sucesor, el balear Joan Mesquida, que tomará posesión del cargo la semana próxima.

La destitución fue «consensuada entre la Presidencia y yo, fue de común acuerdo porque pensamos que era lo mejor para la Guardia Civil», insistió Gómez Arruche, que explicó que no ha habido ningún hecho concreto que haya precipitado su relevo. En ese sentido, negó haber tenido discrepancia alguna con el ex titular de Interior, José Antonio Alonso, al que calificó de «un buen amigo para toda la vida».

Gómez Arruche señaló que los sectores que se negaban a que un militar volviera a dirigir a la Guardia Civil han vertido contra él continuas «falsedades» y «engaños», como que era masón, primo de una mujer de un ministro o íntimo amigo del ex ministro José Bono. El ex director, al que el Consejo de Ministros nombró ayer general jefe del Mando Aéreo General, negó de manera tajante haber sido «un hombre de Bono» en Interior.

Gómez Arruche no eludió las preguntas sobre el asunto que supuestamente le costó más de un problema con Alonso: el conocido como 'caso Roquetas'. El militar, que fue desautorizado por Interior cuando minimizó la muerte de un agricultor en un cuartel de la Guardia Civil en Almería, insistió ayer en que sus palabras se malinterpretaron y que sólo quiso defender la trayectoria de los agentes.