Ya no hay duda de que los portuenses mueren con su Feria de Primavera. Ayer, día festivo local, volvía a registrarse de nuevo un lleno en el recinto de Las Banderas desde la hora de comer y hasta bien entrada la madrugada. Las mujeres, cada año más empeñadas en mejorar sus trajes de gitana, llenaron de color el real y no pararon de bailar donde les pillara.

Ayer además fue el día dedicado a las comidas de empresas. Muchos, entre rebujito y copitas de vino fino, aprovecharon la ocasión para descargar el estrés habitual de sus lugares de trabajo.

También estaban muchos más desinhibidos de lo habitual los políticos de los grupos municipales de la oposición. Tras la intensa actividad política que se ha vivido en la ciudad en los últimos meses, aprovecharon la fiesta para compartir con los medios también un rato de diversión. Primero, a las dos de la tarde se celebró la habitual comida de Izquierda Unida en la que estuvieron sus portavoces Ignacio García y Pepa Conde. Por allí también se acercó un momento la concejal de Policía Local, María Jesús Sánchez que, demostró que en época de Feria las diferencias de partidos políticos se disipan.

Tras el almuerzo, los periodistas repitieron en la caseta del Partido Popular. Allí, todos sus concejales y su portavoz, Aurelio Sánchez, invitaron a gráficos, locutores y redactores a sus famosas papas con choco y otras exquisiteces.

Por su parte, en la caseta del PSOE, también hubo encuentro. El momento más noticioso se produjo cuando el alcalde Hernán Díaz se pasó a tomarse una copa y brindó con el dirigente socialista Luís Pizarro. No hay que obviar que esta Feria es más que especial para el primer edil que está pendiente de su sentencia de inhabilitación. Su pacto con el PSOE sigue en el aire.

Pero además, el Real vivía ayer una jornada intensa de paseo de caballos y enganches. Se podían ver turistas entusiasmados tratando precios con los cocheros. También, niños de apenas 4 años montando sin ningún miedo por Las Banderas. En las casetas, la música no paró. En algunas, se podían incluso ver algunos grupos de baile contratados para la ocasión que amenizaron la jornada a los más jartibles.

Pero, lo que quedaba de nuevo claro ayer es que la Feria de El Puerto es una Feria de amigos y de reencuentros. Una fiesta en la que las casetas abren sus puertas sin distinción de colores políticos ni clases sociales.