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Sábado, 29 de abril de 2006
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CULTURA
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Discos de portada
Músicos y discográficas recurren a artistas de reconocido prestigio para diseñar las carátulas de sus compactos como un elemento distintivo
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Ni los vinilos en su época ni ahora los CD se venden únicamente por la música que contienen. Otros factores contribuyen a su difusión, como las carátulas, diseñadas por una legión de artistas que ocasional o profesionalmente han puesto todo su empeño en conseguir un toque distinto y original para vender más.

«Cuando diseñé la cubierta de Viaje de estudios (primer disco del grupo Lory Meyers), estéticamente no tenía una idea pero sí quería que tuviera mucha energía, que fuese impactante, que quien pasara por la tienda de discos se parase a mirarlo».

Vanesa, que ahora diseña ropa y prepara una exposición de sus dibujos y la maqueta de un libro, dibujó la carátula a mano, aunque la coloreó con el ordenador. «Tenía mucha gama y quería que fuese más plano, aunque tuviese mucha vida y fuese muy orgánico. Quería una explosión.

Me había marcado mucho una portada muy psicodélica de los Beach Wood Sparks, con ondas y colores, aunque mi referente artístico no sea la psicodelia de los 60».

Nano Cienfuegos también es diseñador gráfico. Se fue a Madrid con 19 años para estudiar la materia en una escuela privada y después montó un estudio con un amigo. Diseñó para la compañía Nuevos Medios Afrodisia, una recopilación de música jazz-funk de los años 60 y 70, y otra española llamada Spanish grooves. También hizo anuncios y, en 2001, las portadas de Rockstation, de Fabio McNamara, y Alto standing, de Luis Miguélez, entre otros. Actualmente se dedica más al montaje y edición videos que a diseñar discos, aunque el año pasado hizo Result, el último de Los del Ayo.

De Camarón a Luz Casal

Todo un veterano en la materia es Pablo Sycet, 25 años vinculado al mundo de la música y con portadas hechas a Camarón, Fangoria o Credence Clearwater Revival, entre otros. Sostiene Sycet que el diseño gráfico y su soporte tecnológico le reconcilia consigo mismo, aunque él prefiere la pintura. De hecho, reparte su profesión entre la actividad pictórica, el diseño gráfico y la composición de canciones para Luz Casal y Fangoria. «Son trabajos placenteros que me hacen estar en contacto con personajes de la música y disfruto tanto de una experiencia como de otra».

Empezó con vinilos, pero «el proceso no cambia mucho en cuanto al diseño aunque sí en sus dimensiones. El ordenador tiene ciertos riesgos ya que todo lo pasa por el mismo tamiz tecnológico aunque su gran ventaja es que trabajas con mayor celeridad».

Para Sycet, «mientras la pintura es un ejercicio solitario, el diseño gráfico o componer es un trabajo de equipo en el que no eres del todo responsable, pero son experiencias confluyentes que tienen un componente gratificante».

Sobre las portadas, Sycet afirma que «la base va en función del espíritu del disco o del título». Respecto a las letras cuenta que «la base, a veces, es el título de la canción, si está decidido, o un verso del estribillo. Por ejemplo, Luz me sugiere por dónde quiere que vayan los tiros y sobre eso trabajo. Hay una primera redacción y luego se pule y se termina».

«En Fangoria partimos de una música establecida. Aunque empezamos Nacho Canut y yo, al final siempre es Olvido quien pule, cambia y da esplendor. Además, acabamos en una sentada o dos. Por contra, el trabajo con Luz es mucho más laborioso porque da más vueltas a las letras y está ella sola para pulir, aunque tiene muy claro lo que quiere. Es una estrella y tiene mucha potestad sobre el producto final. De todas formas, con ambas la solución final siempre es satisfactoria».

En los años 80, otro pintor hoy consagrado, Juan Vida, prácticamente vivía en casa de Joaquín Sabina, en la madrileña calle Santa Isabel. «Siempre que iba a Ma-drid, y entonces eran muchas ve-ces, me quedaba allí». «La casa siempre estaba abierta a todo el mundo y coincidí con gente muy interesante».

Vinilo con más gracia

«Fue Joaquín -añade- quien me pidió que le hiciera algunas portadas. Fue una obra de imaginería, distinta de lo habitual, sobre todo con El hombre del traje gris. Entonces, con el vinilo, todo era artesanal. Con el CD todo fue distinto. Para el 60 mp3 de Miguel Ríos, tuve que aprender otra herramienta: el ordenador, que es una trampa porque, aunque te facilita el trabajo, hay más cosas que hacer y tienes que desarrollar solo todo el proceso. Más que el diseño de la cubierta, se valora el librillo, el dj pack que se llama. No obstante, fue una experiencia curiosa, aunque el vinilo tenía más gracia».

Juan recuerda que «al principio, la discográfica de Sabina tenía alguna reticencia hasta que fuimos a ver al director general. Estaba reunido con Manolo Escobar y nosotros esperando con miedo en la antesala de su despacho. Al salir Manolo, que es un gran coleccionista de arte, dice: Coño, Juan Vida, qué ganas tenía de conocerte, porque había comprado algún cuadro mío en una exposición colectiva. Ahí se acabaron las reticencias del director general». También rememora que para la portada de Hotel, dulce hotel, de Sabina, «fuimos al Palace a hacer las fotos, pedimos una habitación y no nos la cobraron con la condición de que después apareciera el hotel reflejado en el disco, pero nos fuimos y en el disco no apareció nada».

El trabajo con Miguel Ríos también fue agradable. «Tenemos mucha amistad y nos vemos casi a diario, incluso los fines de semana vamos juntos al fútbol. Miguel tiene las ideas muy claras, ya que cuando inventaron el rock él estaba allí», bromea Juan Vida.

Otro pintor, Julio Juste, hizo en 1987 la portada de Quiéreme aunque te duela, de Luz Casal, que con el tiempo ha sido una de las que más elogios ha recibido.

«Antonio Alvarado le llevaba su imagen personal y estilística -aún no era muy conocida- y me llamó para que la conociera y trabajásemos juntos», recuerda Juste. «La portada fue una fotografía. Hasta entonces sólo se conocía su cara y pensamos que lo mejor era sacar una foto suya. También fue la primera vez que apareció como Luz. Llevó mucho trabajo porque todo fue manual, pero fue una experiencia interesante, con un componente divertido, cosas muy pictóricas y que trabajé como a mí me gusta: sin presión de directivos».

Otros ilustradores de portadas que viven y preparan sus trabajos en Andalucía son Esperanza Romero y Secs, un excelente grafitero más conocido como El niño de las pinturas. Romero, escultora y pintora, se inició en Londres en plena época punk. Diseñó Elgin Avenue -un disco de The 101ers, el grupo de Joe Strummer-.



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