El presunto asesino de la mujer que apareció calcinada en la localidad almeriense de Vélez Rubio se suicidó ayer en los calabozos de la policía local, a donde fue trasladado tras su detención. Pedro Gázquez, de 39 años, se presentó en las dependencias de la Guardia Civil el jueves por la tarde acompañado de un grupo de amigos y confesó el crimen de su ex novia, María García, de 35 años, cuyo cadáver fue encontrada por su padre en la finca familiar El Olivar.

Tras prestar declaración, y dado que en el puesto de Vélez Rubio no hay calabozos, el acusado fue trasladado al depósito municipal, donde quedó bajo la custodia de la Policía Local. Los agentes aseguran que vigilaron a Pedro Gázquez con frecuencia durante la noche y la mañana. A pesar de ello, sobre las 13.00 horas de ayer el funcionario que le llevaba el almuerzo descubrió su cuerpo sin vida.

Fuentes de la investigación creen, como hipótesis preliminar, que el detenido ató su camisa a los barrotes de la pequeña ventana y se echó hacia adelante hasta provocar su asfixia, ya que la policía suele retirar a los presos objetos como cinturón o cordones para evitar que se ahorquen. Con todo, el Ayuntamiento ha abierto expediente informativo para aclarar los hechos. Sobre las cuatro de la tarde, el juez ordenó el levantamiento del cadáver, que fue trasladado hasta Huércal-Overa, donde le será realizada la autopsia antes de enterrarlo a lo largo del día de hoy.

Misa fúnebre

Por la mañana, antes de producirse estos hechos, se ofició la misa fúnebre por María García, la 27.ª víctima de la violencia de género en España en lo que va de año. Los actos religiosos y posterior entierro fueron multitudinarios.

Pedro Gázquez mantuvo una relación sentimental con la víctima durante nueve años, pero en la actualidad la mujer convivía en la localidad de Puerto Lumbreras (Murcia) con el que iba a ser su marido el próximo 6 de mayo, de quien esperaba un hijo.