Maribel Lobato lleva trabajando muchos años para recopilar todos los artículos que tienen que ver con el pasado de la marroquinería en Ubrique. Desde maquinaria, hasta documentos gráficos, todo lo que tenga que ver con esta actividad en el municipio son los materiales recopilados por esta mujer que pretende ver la historia de este pueblo asociada a su actividad económica y medio de subsistencia más importante.

Maribel inició hace unos años a dar un curso de ecología urbana en la localidad, en él comenzaron a recopilar todas las cosas que estuviera en desuso, con el fin de crear esta exposición. La recopilación comenzó por uno de los artículos protagonista de la misma, los bolsos, verdaderas obras de artes hechas a mano por artesanos de la localidad, alguno de ellos cuentan con una gran cantidad de años.

Una vez se decidió a recuperar bolsos comenzó a encontrar otros objetos que son parte del patrimonio cultural del pueblo. En este camino ha encontrado pieles viejas, útiles de trabajo, maquinaria, etc. Ella reconoce que mucha de estas cosas han sido recuperadas de la basura incluso, cuando se enteraba que cerraban un «bolillo», que es como se conoce en la localidad a las fábricas de piel, ella iba a rebuscar entre las cosas tiradas por si había algo que encajara en la exposición que tenía en mente desde hacía bastante tiempo.

Finalmente la muestra cuenta con artículos con bastante historia, algunos de ellos de 1800, y maquinaria de trabajo antigua, mucha bastante voluminosa.

La muestra ya ha visto la luz, en un par de ocasiones, en la localidad ubriqueña, con motivo del día del petaquero. El petaquero es aquel marroquinero que se dedica a elaborar los productos en piel, exactamente la persona que los realiza a mano. Como homenaje a esta profesión se celebran una serie de actos en la localidad a finales de junio, generalmente actos culturales. Posteriormente, esta exposición se llevó hasta la propia capital de la provincia, al «palillero».

Maribel acudió al Centro de la Mujer de Cádiz y este centro la puso en contacto con la alcaldesa de la localidad, Teófila Martínez, que le facilitó muchísimo el camino para exponer en la tacita de plata. Además ella asegura que este año le propusieron volver a contar con la exposición, sólo que ella se encontraba inmersa en la preparación de la permanente para Ubrique.

Posteriormente, la mente inquieta de Maribel no paró y pasó a intentar conseguir que esta exposición se estableciera de manera permanente en su localidad. Además, esta idea encajaba perfectamente con la intención de diversificar la economía ubriqueña y conseguir una oferta cultural que la haga más atractiva turísticamente a la localidad. Con todo ello se iniciaron los trámites con el gobierno municipal para encontrar el lugar idóneo para esta exposición que es historia viva de la localidad.

Para ello, se decidió hacerle un hueco dentro del Convento de Capuchinos. Actualmente se pretende que para finales de junio pueda ocupar un lugar definitivo en este convento, con el tiempo su promotora quiere ir mejorando esa futura exposición inicial, mejorando el tema de expositores y material que ayude a poder apreciar el material. Para la inauguración se ha puesto en contacto con pintores de la localidad y con el grupo de teatro de mujeres de la , el grupo «paso a paso», que están preparando diferentes actividades y colaboraciones culturales que completen la exposición. Pinturas que se relacionen con el tema y obras de teatro que ayuden a conocer cómo se vivía en diferentes épocas en la localidad, siempre relacionado con la profesión de marroquinero y la vida de la piel.

El objetivo es que además de esta exposición permanente, de la historia marroquinera en la localidad, se establezca una exposición itinerante que le sirvan a otros lugares para conocer el ayer y hoy en cuanto a esta actividad.

«Una forma de dar a conocer no solo lo que se ha hecho en Ubrique, sino lo que se hace. Así la gente comprobará que Ubrique es un pueblo de trabajadores y artesanos que realizan auténticas obras de arte».

Esta tarea de recopilar objetos propios de Ubrique, han llevado a Maribel a vivir una serie de sucesos y anécdotas interesantes. Ella destaca que «en Cádiz un señor de Ubrique se acercó a la exposición y me trajo algunos útiles y una escritura de una de las primeras fábricas de la localidad. Este hombre, de noventa años, se reconoció en una de las fotos y se emocionó muchísimo».

Asegurando que «para mi lo más importante es que cada artículo que tengo me ha hecho conocer una historia diferente».