La voz Digital
Domingo, 23 de abril de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


PORTADA
CALLE PORVERA
El rubio y el 'mollate'
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

Esta ciudad es fascinante. Y no lo tomen por chovinismo provinciano cual locutor local enfatizando la zeta de Jerezzzz. Ofrece tales estampas que no me extraña que hasta un tal Somerset Maugham se olvidara de sus servidumbres humanas y filos de navajas varios para dejarse caer por aquí, como cuenta nuestro inefable colaborador José Luis Jiménez. Por ejemplo, tenemos una especie única de borrachos, que no tiene nada que ver con los huraños y pendencieros de otras ciudades. Sí, les aseguro que el mollatoso es único en su especie.

Todo sucedió en un bar, como en las mejores historias, a esa hora tonta entre los documentales y el Juan y Medio. El lugar no importa; uno del centro, autóctono, con su camarero de camisa blancuzca y bolsas de azúcar tiradas al pie de la barra. El paisanaje lo completaba una pareja que tenía de españoles lo mismo que Ronaldinho de Brad Pitt, y como no, el mollatoso, camisa abierta hasta el tercer botón, mejillas coloradas no precisamente por el sol, y entradas que denotaban que los cuarenta ya quedaron atrás.

«Juanito, qué aje tiene». Y Juanito respondía, con acento entre chiquitistaní y del Oxfordshire. «Cohonesss», mientras alzaba un catavino pedido a deshora, antes de fundirse en un abrazo, como si fueran amigos de toda la vida y no se hubieran conocido cinco minutos antes. «Adió, Juanito, que tenga musha zuerte y cuídate de loh malaje», recomendó desde la puerta para volver a la barra. Y allí se quedó, reservando para los extraños la alegría que su familia se cansó de reclamar.



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento