Desde el Colegio de Abogados de Jerez, Ignacio Vergara Ivison nos ofrece una visión integral y especialmente autorizada sobre el panorama del sistema judicial en la ciudad, así como de los últimos acontecimientos que lo vienen determinando. Vergara es uno de los principales referentes de la abogacía jerezana.

-¿La saturación es el problema prioritario de los juzgados jerezanos?

-Sin duda. Desde 1989, por ejemplo, se lleva contemplando la creación de un nuevo juzgado de lo Social. Espero que la Consejería de Justicia resuelva de una vez por todas esta situación. Los asuntos que cursan los juzgados jerezanos están muy por encima de la ratio nacional. Y, además, las infraestructuras son verdaderamente deficientes. Los juzgados de García Figueras son obsoletos.

-¿Cuál cree que ha sido su principal aportación al colegio desde que accedió al cargo?

-Creo que hemos dado un gran paso adelante en materia de nuevas tecnologías, con la incorporación de la firma electrónica o la puesta en uso de la página web, aunque entiendo que todo ese trabajo es labor de la junta de gobierno, y no exclusivamente mío.

-¿Se ha terminado el 'boom' de hace unos años, cuando el número de jóvenes que quería dedicarse al ejercicio de la abogacía colmaba las aulas universitarias?

-Hay una estadística, que manejé hace un par de años, en la que se concluía que, de todos los que se dedicaban al ejercicio profesional, el cincuenta por ciento lo dejaban. Hoy ese porcentaje ya no es tan alto, porque se incorporan menos abogados al mercado y, por lo tanto, hay más trabajo. Realmente ha habido un descenso, es evidente.

-¿Cómo se perciben desde el colegio de abogados situaciones de tanta repercusión mediática como la reciente Operación Karlos?

-Yo soy un gran defensor de la presunción de inocencia.No me gusta que la prensa juzgue y condene, como hace tantas veces. Lo hemos visto en el caso de la mujer de Jesulín de Ubrique. Ya hay medios que la tratan como a una mafiosa, como a una delincuente, y todavía prácticamente no se sabe nada.

-Todo el mundo parece muy sorprendido, pero realmente ¿le parecen nuevas este tipo de estafas?

-Esas cosas siempre han existido. Pero también hay que mirar a la administración, cuando elabora los puntos que permiten dar incapacidades con una cierta alegría, de la misma manera que las niegan o las conceden con una cierta arbitrariedad. Los abogados que nos dedicamos a eso lo vemos con frecuencia. En ese sentido, la administración no es culpable, pero sí en cierta forma responsable, independientemente de que la falsificación de documentos públicos o privados sigue siendo un delito que no se puede permitir.

-¿Qué ocurre con el turno de oficio en Jerez?

-Ésa es la piedra de toque de la Justicia, pero no a nivel jerezano o andaluz, sino nacional. Yo, personalmente, me siento muy orgulloso de la labor que realizan los abogados, defendiendo a los que no tienen recursos económicos, pero también entiendo que el turno de oficio requiere de una reforma legislativa urgente. La ley que regula el sistema se ha quedado obsoleta. De hecho, el Consejo Andaluz de Colegios de Abogados está llevando a cabo unas negociaciones ágiles y fluidas para reformar totalmente la situación de la asistencia gratuita.

-¿Cuáles son las prioridades al respecto?

-Bueno, los colegios estamos haciendo una labor administrativa que le corresponde a la Junta. Eso hay que regularizarlo. Además, los profesionales del turno de oficios no están convenientemente remunerados. En esa línea estamos trabajando.

-¿Considera positivo que haya dos colegios de abogados en la provincia?

-Más que positiva o negativa es histórica. Tenemos muy a gala que el colegio de abogados de Jerez es el más antiguo de los locales de España. Nosotros somos más antiguos que el colegio de Cádiz, por mucho que les pese. A mí no me gustaría integrarme en el colegio de Cádiz, y creo que ellos tampoco estarían dispuestos a integrarse en el nuestro. En cualquier caso, las relaciones son cordiales

-¿El licenciado en derecho de hoy en día sale con muchas carencias de la facultad?

-Desde luego salen con muchos y buenos conocimientos de la universidad. El problema surge a la hora de llevarlos a la práctica cuando, por ejemplo, se quieren dedicar al ejercicio de la abogacía. Por eso, nosotros tenemos la Escuela de Prácticas Jurídicas, también pionera, que es absolutamente recomendable.