Juguemos a viajaran en el tiempo. Imagínense que aquel cuatro de marzo la expedición azulina hubiera estado en plena forma para disputar el encuentro en el Rico Pérez. Prueben a crear una imagen mental en la que aparezcan los jugadores del Xerez sobre el terreno de juego, e incluso vayan más allá imaginando un triunfo a domicilio del conjunto jerezano. Si eso hubiera pasado, además de romperse la racha negativa, el equipo que preside Joaquín Morales, ahora estaría a cuatro puntos de la zona noble de la tabla de clasificación.

El calendario hace un paréntesis y abre un túnel del tiempo para dar a los xerecistas esta oportunidad. Un atajo que permitiría a los de Lucas Alcaraz meter al menos la cabeza en la pelea por el ascenso a Primera y no quedarse totalmente descolgado moralmente del ascensor que sube a lo más alto del fútbol nacional.

Llega la segunda final de la semana, si cabe aún más decisiva que la de Valladolid e incluso que la de Chapín frente al Eibar del sábado -pues de no ganar hoy, vencer con el público local muy crispado se podría convertir en un imposible-. Ya parece demasiado obvio decir que el problema del Xerez se centra en la cabeza, en la moral de un equipo al que las circunstancias le hacen psicológicamente muy débil.

En cualquier otro momento de la primera vuelta, encajar un gol en el minuto veinte de partido -primer tanto del Valladolid en Zorrilla- no suponía más que un pequeño contratiempo. Con setenta minutos de partido por delante, los mismos jugadores del Xerez tenían la tranquilidad suficiente para saber que acabarían dando la vuelta al marcador. Ahora una oportunidad en contra se convierte en un ataque al corazón y un balón dentro de la portería de Tete supone prácticamente la muerte.

Lucas Alcaraz trató que los lamentos por la derrota en Pucela se soltaran durante el duro trayecto entre Valladolid y Alicante. El granadino no baja los brazos y sigue buscando un revulsivo que propicie esa recuperación. Ahora Alcaraz realizará rotaciones. Piensa que el once titular que saltó al José Zorrilla no es el mejor para salir de inicio al Rico Pérez, pues en dos días no se han recuperado adecuadamente.

Esto quiere decir que dar con los once jugadores que se vestirán de corto esta noche no es nada fácil. Habrá cambios, eso es seguro, y parece que si Lucas ha llamado a Gerard y Guzmán, es para tirar de ellos. El catalán podría entrar directamente al centro de la defensa titular en detrimento de un Bajic o Gerard. Ninguno de los dos tuvo su tarde en el Zorrilla. Tanto Pendín como Álex Colorado pueden tener su oportunidad en el medio centro. Sorprendería ver a Vicente Moreno en el banquillo, pero las circunstancias especiales de esta semana podrían provocar el relevo tanto del valenciano como de Álex Fernández. Arriba, Javier Camuñas habló el domingo en el campo y volvió a pedir con su juego un puesto en el titular. Geijo y Pedro Ríos parecen sagrados, pero García Granero y Guzmán están frescos físicamente y Lucas podría apostar por ellos para las bandas.

En este cruce de caminos en el que los xerecistas deben decidir si caminar por la senda que sube al puerto de categoría especial, o por contra conformarse con la cuesta abajo que te mantiene en la llanura de plata, se encontrarán con un Hércules necesitado. Bordalás califica el encuentro como «el más importante desde su llegada». Casi nada. No contarán con demasiado apoyo desde una grada que presumiblemente prefiera ver el fútbol del balón de las estrellas, pero eso no restará potencial a un conjunto que en casa se está mostrando fuerte y que viene de lograr un empate en casa del Sporting de Gijón.