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Domingo, 2 de abril de 2006
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El 'clásico' termina en empate
El Barcelona perdona al Real Madrid de un gran Íker Casillas Un polémico penalti a favor de los locales determinó el partido
El 'clásico' termina en empate
GOLEADOR. Ronaldinho abrió el marcador en la noche de ayer en el Camp Nou. / EFE
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BARCELONA 1 - REAL MADRID 1
Barcelona: Valdés, Oleguer, Puyol (Gabri 88'), Motta (Belletti, 39'), Gio, Iniesta, Deco, Van Bommel (Giuly, 56'), Larsson, Ronaldinho y Etoo.

Real Madrid: Casillas, Cicinho, Sergio Ramos, Raúl Bravo, Roberto Carlos, Guti (Pablo García, 90'), Baptista, Beckham, Zidane (Gravesen, 78'), Robinho (Mejía, 34') y Ronaldo.

Goles: 1-0: Ronaldinho (21') (p), 1-1: Ronaldo (37').

Árbitro: Medina Cantalejo (colegio andaluz). Amonestó a los locales Van Bommel y Gio y a los visitantes Guti, Roberto Carlos, Ronaldo, Mejía, Baptista y Beckham. Expulsó a Roberto Carlos (25').

Incidencias: Camp Nou. 98.295 espectadores.

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El Barça malogró una gran oportunidad de sentenciar la Liga tras mostrarse incapaz de superar a un Madrid que estuvo casi cincuenta minutos en inferioridad numérica por culpa de la autoexpulsión de Roberto Carlos instantes después de que Medina Cantalejo errase al señalar un penalti del brasileño a Van Bommel.

Hasta la metida de pata del árbitro andaluz todo transcurría bajo el guión previsto. El Barça salió dominador. Su mayor entidad como equipo le permitía recuperar el esférico con rapidez y empujar a su rival que sufría una gran descoordinación defensiva. López Caro había apostado por el mismo equipo que goleó al Deportivo dejando a Raúl en el banquillo. Una apuesta ofensiva que desguarneció el centro del campo. Ese agujero lo aprovechó Van Bommel para intimidar a Casillas.

La mala definición del holandés ante el meta madridista abrió una larga lista de opciones azulgrana. Veinte minutos en los que el Barça evidenció lagunas en la definición. Un par de remates de Eto'o y otro de Deco evidenciaban la mayor capacidad de creación para acercarse a Casillas.

El Madrid sufría en defensa. Parapetado en su propio campo ya había abandonado cualquier intención de liderar la posesión del esférico. Sus esperanzas pasaban porque Ronaldo cazase alguna contra y porque Cicinho, al que Ronaldinho no bajaba a defender, sirviese algún centro desde la banda derecha.

Hasta aquí, normalidad. En ese instante, Van Bommel engañó a Medina Cantalejo aprovechando que Roberto Carlos estaba postrado en el suelo.

Ronaldinho rentabilizó la artimaña del holandés para batir a Casillas desde el punto fatídico. Faltaba otro protagonista tan inesperado como innecesario. Roberto Carlos se convirtió en el peor enemigo de sus propios compañeros. El jugador brasileño andaba extrañamente calentito desde el inicio.

Tras recibir una primera amonestación en la jugada del penalti, el internacional de la canarinha se hartó de protestar hasta que Medina Cantalejo le expulsó.

A fuerza de Casillas

El Barça contemplaba desde la barrera la penosa actitud de Roberto Carlos. Tanto se recreó en la acción del brasileño que perdió fuelle mientras el Real Madrid se revolucionaba. Una pérdida de Iniesta supuso la letal contra de Ronaldo que dejó en evidencia a Motta que encima se lesionó.

El Real Madrid se había metido en el clásico a fuerza de coraje. El empuje del sevillano Sergio Ramos y Guti y la innegable clase de Ronaldo equilibraron el duelo. Consumada la igualada, López Caro postró tras el descanso a su equipo ante Casillas esperando otra vez a Ronaldo. La receta le servía para mantener la tensión del Camp Nou que sufría ante un remate de Baptista.

El Barça era un desconocido. Pese a ello, gracias a la superioridad numérica, encadenaba ocasiones que siempre topaban con un soberano Casillas. Larsson y Ronaldinho comprobaron las excelencias del meta visitante de un Real Madrid que empezaba a acusar el cansancio.

Pese a ese falta de fuelle, el Barça repitió su falta de puntería con un Henrik Larsson que volvió a tener en su cabeza la sentencia justo al filo del pitido final que mantiene la Liga tal y como estaba.



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