Los aficionados de Jerez que se trasladaron a Madrid para disfrutar del homenaje a De Paula han vuelto a la ciudad plenamente satisfechos, sobre todo por la «intensa emoción» que se vivió durante toda la jornada. «Esto ha sido muy grande, muy grande», decía con voz entrecortada Angel Camacho, uno de los incondicionales del torero jerezano que decidió que no se perdería este evento «por nada del mundo».

Camacho, al igual que tantos otros, no se cuidaron de contener las lágrimas cuando el pleno de cuadrillas que intervinieron en la corrida sacaron al homenajeado a la arena del ruedo, y le brindaron un aplauso continuado, que duró hasta «que nos rompimos las manos», según cuenta Antonio Gónzalez Montes.

Y es que el maestro entre los maestros con paso lento y «muy torero», tras el brindis, marcó con el pie una cruz en la arena, lo que provocó, aún más si cabe el delirio de los asistentes congregados en la Plaza de Las Ventas.

Mucho madrileño en el tendido, pero también mucho jerezano, algo que ha centrado el capítulo de la polémica. «Si a De Paula se lo quiere tanto en su tierra, ¿Por qué este homenaje no se le ha brindado allí?», reflexionaba David Jiménez a la salida de la plaza.

Una reflexión que respalda Pedro Solano y otros muchos aficionados quienes señalaron como causa inicial «la falta de apoyo de la ciudad a uno de los mejores maestros que ha dado nunca el mundo del toro».

No obstante, el citado homenaje en Madrid fue acogido con la expectación propia de los grandes acontecimientos. La plaza estaba totalmente llena y los pases de Morante ante el toro, muy al estilo de Paula, levantaron los «olés» del respetable.

A pesar de las ganas del joven diestro la faena no fue redonda ya que el ganado fue «flojo y noble», como indicó Paco Camas.Algo que de todas formas no empañó una jornada mágica para el mundo taurino «ya que lo importante era homenajear a Paula», como indicó Camas.